El hablador, de Mario Vargas Llosa, o la búsqueda infructuosa del Otro
Resumen
La novela El hablador de Mario Vargas Llosa, publicada en 1987, propone a lo largo de sus páginas un proyecto de ficcionalización etnográfica consistente en “hacer hablar” a un personaje propio de la cultura machiguenga —“el hablador”—, a partir de la puesta en escena de ciertos mecanismos de oralidad planteados por Walter Ong para las llamadas culturas orales primarias. Este artículo examina estos mecanismos, así como el desplazamiento realizado por el sujeto autoral, con miras a hacer más auténtica la ficcionalización del protagonista de la novela: Raúl Zuratas. Este desplazamiento e intento de aculturación, sin embargo, aparece signado por las marcas de un discurso fuertemente enraizado en la tradición occidental —ya sea a través de referencias al arte, la literatura o la tradición literaria cristiana—, todo lo cual invalida el propósito inicial de la ficción etnográfica como producto de la distancia cultural establecida entre la escritura y la oralidad, y la imposibilidad de situar al personaje más allá de la Historia.