ESPECIAL: xix Congreso Nacional de Filosofía
Crisis, cultura de paz y desarrollo sostenible

doi: https://doi.org/10.26439/en.lineas.generales2023.n010.6937

El Congreso Nacional de Filosofía promueve la reflexión sobre diversas problemáticas que involucran los temas del ser, conocer y obrar humano; por ello, es considerado un espacio de intercambio y colaboración académica entre la comunidad filosófica. Los docentes de la Universidad de Lima se expresan:

¿Cuál es la importancia de la filosofía en el mundo actual?

Si bien el mundo actual es un mundo eminentemente práctico, esa no es razón suficiente para dudar de la importancia de la filosofía. Podría parecer que esta no desarrolla un servicio práctico, pero ese es un error, pues no deja de ser práctico el servicio terapéutico que realiza la filosofía. Este es un preguntar constante que nos ayuda a liberarnos de los dogmatismos, los automatismos y las ingenuidades que abundan en la cultura actual. Ni siquiera es necesario que dicha cuestión alcance una respuesta clara o precisa; en verdad, con el solo cuestionar ya se avanzó lo suficiente, pues eso obliga a las personas a repensar ¿por qué creemos en lo que creemos? La respuesta a esa pregunta no es necesariamente dejar de creer, es quizá una liberación y un fortalecimiento de las creencias, pero solo de las que sí valen la pena. Todo eso no se lograría sin la filosofía. (Richard Orozco Contreras)

El hecho de que la filosofía ayude a aquel que la estudia a desarrollar sus capacidades críticas y reflexivas es buena razón para justificar la importancia de estudiarla. La filosofía permite la comprensión del universo, de la sociedad y de la existencia humana; y para ello formula preguntas de las que no siempre se pueden dar respuestas. No obstante, existe el esfuerzo de contestarlas. Es decir, no es relevante el hecho de responderlas, sino que el valor está en ese interrogar constante, el cual es motivante. Por ello, el profano, al confrontarse a los textos de filosofía, desarrolla sus capacidades cognitivas, modela su razonamiento fundamentado en la rigurosidad de la construcción de esta estructura insoslayable de tesis y razones, desarrolla su imaginación y, principalmente, se aleja del dogmatismo que cierra las puertas a la investigación. (Miguel Ángel Giraldo Quispe)

Jorge Luis Borges decía que la filosofía no era sino aquello que pensaron ciertos autores sobre ciertos temas, como el origen del mundo, la existencia de Dios, la conciencia, el lenguaje y el sentido de la vida. Ciertamente, la filosofía se ha preocupado por estos temas, pero al maestro Borges se le escapaba que lo más importante de la filosofía no son los temas abordados, sino el proceso del pensamiento mediante el cual los filósofos nos aclararon ciertos temas, la actitud cuestionadora con la que los trataron. Sin esta actitud cuestionadora, no habría existido la filosofía; sin esta actitud cuestionadora, el mundo se habría quedado petrificado en ciertos saberes incuestionables. Seguiríamos pensando que la tierra es el centro del universo, que el cielo es una bóveda de cristal tachonada de estrellas fijas, que las cosas arden porque tienen un fuego interior y que caen porque buscan su elemento natural. Gracias a la actitud cuestionadora de la filosofía podemos vivir en un mundo cada vez más lejos de los prejuicios y más cerca de "la verdad". (Andrés Piñeiro Mayorga)

Me arriesgaría a decir que la importancia de la filosofía se puede defender por dos razones. En primer lugar, porque en la filosofía existe una dimensión utópica que es preciso reafirmar una y otra vez, si nos interesa pensar el sentido histórico de nuestra sociedad, lo que es una labor tanto de la imaginación como del pensamiento que de algún modo se encuentra a disgusto con el presente. ¿Cómo podríamos estar a gusto con los problemas que nos toca enfrentar hoy? La segunda razón, es porque los dramas que atravesamos en nuestro tiempo necesitan ser pensados sin maniqueísmos y con una mirada mucho más honda. Eso implica una cualidad cada vez más escasa entre nosotros: la capacidad de juzgar el presente. (Carlos Quenaya Mendoza)

La mayoría de los filósofos han sido críticos frente a las opiniones dominantes de la cultura en las que han vivido. Para ser críticos, sin embargo, necesitamos de la capacidad de introspección y analizar detenidamente las ideas imperantes de la sociedad. Justamente estas tres capacidades están desapareciendo poco a poco en nuestros días, a tal punto que se encuentran en “peligro de extinción”. Sobre todo si constatamos que la mayoría de las personas, por un lado, están frente a pantallas muchas horas, es decir, suelen estar extrovertidas; y, por otro, dentro de las pantallas pasan superficialmente de una noticia a otra, sin examinar, ni mucho menos preguntarse si es cierta la información que consumen. Justamente porque estamos en tiempos difíciles para la reflexión, la filosofía es importante y, sobre todo, necesaria. (Eleazar Sánchez Berrios)

Hogaño vivimos alejados de la verdad, pues por un lado la propaganda y las múltiples opiniones en la red la relativizan y obnubilan nuestra visión de las cosas. Paradójicamente, frente a estos siglos de historia y de avance tecnológico, no se ha podido debilitar la fe ciega y el maniqueísmo que busca imponer a los otros la propia verdad. Frente a todo esto, la filosofía es una salida que nos permite comprender que la verdad no necesita gritar ni imponerse, pues es el logos que, mediante argumentos, nos acerca a entender las cosas, a la vez que nos permite llegar a los acuerdos más convenientes. (Javier Aldama Pinedo)

Más allá del lugar común de sostener que la filosofía fomenta el pensamiento crítico, el análisis y nuestra capacidad argumentativa, me gustaría detenerme un instante en cómo el filosofar nos permite percatarnos de nuestra ignorancia. Enfrentar preguntas que otros pensadores también abordaron, entrar en diálogo con esos dilemas, frecuentar por esos relatos; nos permite seguir cultivando, con grandes dosis de humildad intelectual, el deseo de saber. En este mundo actual en el que las personas suelen creer que ya lo saben todo y que viven confinadas en sus “burbujas de posverdad”, allí están los argumentos filosóficos para demostrarnos que no sabemos nada. (José Rosales Trabuco)

La filosofía encarna la vocación racional y cognitiva perenne del hombre, tanto en su vertiente teórica como práctica. Preguntar por su importancia, lo mismo que por su interés, no sólo supone distinguir su vigencia y valor, sino, además, las funciones inveteradas y nuevas que pueda desempeñar hoy. Estudiarla, diría, es una de las maneras fundamentales que tiene la humanidad para conocer, vivir y amar algo mejor. Su desconocimiento, empezando por el individuo, puede envilecer la conciencia y praxis colectivas humanas, como somos testigos. En la sociedad hodierna, de fuerte orientación tecnocientífica, de crisis de las humanidades y, en consecuencia, de la ética, la filosofía, si no basta como funcionaria crítica e itinerante, por lo menos se constituye todavía en un antídoto modesto, pero eficaz, contra las mentalidades y prácticas que intoxican el presente y futuro de la civilización. (Marco Jiménez Alfaro)

¿Cómo la filosofía puede ofrecer perspectivas y principios para abordar y superar las crisis? 

Ante las diversas crisis sociales a las que se enfrenta la humanidad, la filosofía dirige su mirada analítica para encontrar y desarrollar nuevas posibilidades de vida. La filosofía, al ser observadora consciente de su tiempo, busca las primeras explicaciones y, más allá de teorizar lo acontecido, también nos invita a accionar e investigar reflexivamente frente al momento histórico. Su intento por buscar nuevas formas de pensamiento, nos ofrece romper con los mecanismos de poder e ideologías enquistadas en la sociedad. Y es en este espacio de criticidad que abre fronteras, permite dialogar con otros campos de investigación: une el pensamiento a la vida. (Carolina Lovón Cueva)

Una mirada horizontal y literal miraría a las crisis como elementos que deben ser evitados a toda costa, mientras que, desde otra óptica, diríamos filosófica, las crisis son necesarias. Las circunstancias críticas son oportunidades para evaluar elementos no tomados en cuenta. Pueden ser vistas más como oportunidades que como sucesos catastróficos. Bajo una mirada filosófica, son transparentados los detalles y los planos generales, lo insignificante y lo fundamental, la parte del todo y el todo de la parte. En fin, no solo es en la literalidad, sino en lo lateral que las denominaciones y circunstancias nos compelen a actuar mejor. (Christopher Rojas Quispe)

En la actualidad, la democracia liberal y representativa está sumida en una crisis de legitimidad y descrédito debido a que un importante porcentaje de la población mundial considera que aquella no ha encontrado soluciones para las crecientes desigualdades económicas, para los altos índices de corrupción, para la crisis medioambiental, etcétera. Por este motivo, me parece que la reflexión filosófica, de la mano de otras disciplinas como el derecho, la ciencia política, la sociología y la economía, puede servir para repensar los alcances y límites de la democracia. De esta manera, resulta factible encontrar nuevas formas de fundamentar políticamente nuestra organización colectiva, con el fin de garantizar una convivencia en el marco del bien común, la tolerancia, la libertad y la igualdad. (Giancarlo Garcés Arce)

La filosofía puede y debe responder a las crisis sociales, éticas y políticas, siempre teniendo en consideración aquello que la experiencia histórica nos ha enseñado. Es allí donde se deben reconocer los principios que tengan como fin último tanto el respeto irrestricto por los derechos y la dignidad de las personas como el bien común. Es posible llevar a cabo esta tarea mediante la reflexión filosófica, toda vez que la búsqueda de la verdad a la que ella nos invita permite que nos apartemos de nuestros intereses individuales y prejuicios. (Gian Franco Sandoval Mendoza)

Lo interesante de la actividad filosófica es que está presente y activa en el origen de toda crisis y revolución, de la misma manera que está presente y propositiva en las vías de salida y reconstrucción. Los sistemas de ideas sirven para identificar con certera precisión las causas de los problemas y los conflictos, pero al mismo tiempo para pergeñar las bases de la arquitectura de la mejor solución y transformación. Quienes desconocen el valor de la filosofía, ignoran su importancia fundamental para la vida del hombre; quienes la conocen, saben que no hay mejor estilo de vida que estar siempre en búsqueda continua de aquello que se ama con inefable pasión: la sabiduría, que es una, verdadera, buena y bella. (Miguel Ángel Espinoza Soria)

Por un lado, la filosofía, como actividad reflexiva, permite reflexionar y profundizar en torno a las categorías con las que explicamos y vivimos nuestra vida en general. De este modo, puede deconstruir el sentido de “crisis” para comprender mejor el proceso que designa e, incluso, quitarle el matiz negativo que, de manera inherente, parece tener dicha palabra. Por otro lado, la filosofía también engloba a las distintas tradiciones de pensadores que han construido teorías que nos ofrecen perspectivas o principios aplicables a la crisis. Por ejemplo, las filosofías existencialistas, como las de Jean Paul Sartre (2008), abordan la libertad y la responsabilidad individual que en situaciones críticas pueden ofrecer un marco para asumir la responsabilidad de nuestras acciones y contribuir positivamente, incluso en circunstancias difíciles. De igual manera, la ética de la virtud destaca el desarrollo de características personales positivas. Así, la fortaleza, la sabiduría y el coraje son virtudes que pueden ayudar a las personas y comunidades a enfrentar desafíos con resiliencia y compasión. (Diego Macassi Zavala)

¿En qué medida la filosofía puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de una cultura de paz?

La paz y la filosofía están estrechamente enlazadas. Muchos filósofos han reflexionado sobre la naturaleza de la humanidad, la justicia y la moral, brindando una base intelectual para la resolución pacífica de conflictos. A través de la crítica, del diálogo y de la ética, la filosofía fomenta la coexistencia armoniosa. Cuestionando, analizando y proponiendo soluciones, los filósofos desafían las creencias y prejuicios que a menudo subyacen en los conflictos. La filosofía es el cimiento de una paz duradera, la brújula moral en un mundo de incertidumbre. La filosofía ecofeminista y la ecosofía son ejemplos actuales de tal preocupación por brindar fundamentos para una cultura de paz. (Martín Garro Sánchez)

Para responder, debemos detenernos en el fundamento de la filosofía; es decir, en su racionalidad imparcial y dialógica. Desde su surgimiento, la filosofía se ha enfrentado a la imposición irreflexiva y dogmática, proponiendo, en contraste, el análisis crítico de las creencias. Este análisis no se reduce a la evaluación de posiciones contrarias a la nuestra, sino y fundamentalmente a la observación crítica de la propia posición, el reconocimiento socrático de la propia ignorancia. El establecimiento honesto de un terreno imparcial de discusión es la forma en la que podemos realizar la naturaleza auténtica del diálogo. Es decir, no el mero intercambio de posiciones antagonistas, sino la auténtica penetración en la racionalidad ajena, el verdadero intercambio abierto, empático y generoso que reconoce nuestra humanidad compartida y la posibilidad de llegar a una verdad en base a la colaboración y no al enfrentamiento. (Diego Llontop Céspedes)

La filosofía desde siempre ha desempeñado y desempeña un importante rol en la promoción, desarrollo y construcción de una cultura de paz. Ella ha buscado proponer, plantear o proporcionar un marco ético y conceptual con el cual poder comprender, promover y resguardar los valores que defiendan y exalten la paz, así como también para reflexionar, abordar y buscar soluciones racionales a los conflictos y a las injusticias que aún son parte de nuestra vida cotidiana. Ella ha inspirado a diversas personalidades que se han tornado en líderes y activistas, que han propugnado la paz y la justicia a lo largo de la historia. Se puede destacar como figuras trascendentes a Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela. (Iván Giraldo Enciso)

La filosofía práctica puede ayudar mucho en una cultura de paz, especialmente de tres maneras. La primera es esclareciendo los términos en juego; es decir, violencia, paz, agresión, guerra, pensamientos, ideologías, dogmatismo, fundamentalismo, convivencia pacífica, paz interior, etcétera. Este sería un momento reflexivo, necesario para saber usar los términos en el debate público. El segundo momento sería crítico, pues las palabras tienen historia e intereses, por lo que a veces encubren prácticas injustas que deben ser desveladas. Se han usado términos como “civilización”, “justicia”, “libertad”, etcétera, para encubrir lo contrario. El tercer momento sería la filosofía práctica, la cual puede ayudarnos a tomar mejores decisiones, en los diferentes niveles de nuestra existencia, personal, social o político. Así, promover una cultura de paz con fundamento y sentido. (Miguel Ángel Polo Santillán)

La filosofía, en esencia, se ha opuesto y se opone a posturas dogmáticas, entiende que el pensamiento único liquida la crítica y con la crítica muere el derecho a divergir, a ser creativo o a mostrarse insatisfecho, todos aquellos elementos que dinamizan la convivencia y la hacen soportable. Mejorar esa convivencia pasa necesariamente por garantizar la libertad para pensar, para hacer filosofía, porque a partir de ello es posible señalar lo que funciona y lo que no funciona en la sociedad, en la cultura, en el sistema político, etcétera. Si, como decía Kant, se obra con buena voluntad, todas esas observaciones, críticas o señalamientos, por muy duros que sean, van a contribuir a cimentar sociedades más justas, más solidarias, más comprometidas con la dignidad y la paz. (Wilson Ortiz Treviños)

La filosofía tiene una naturaleza dialógica, por lo cual exige el intercambio de conceptos y la confrontación de puntos de vista. Para evitar la violencia, es necesario aprender a discutir con propiedad, de modo tal que luchemos con argumentos en lugar de hacerlo por medio de las armas. La filosofía, como actividad racional, amplía nuestros horizontes cognoscitivos, pero también morales. Nos permite advertir sobre la necesidad de tener una cultura de paz que permita el desarrollo de nuestras potencialidades y la consecución de un estado de bienestar para la mayor cantidad posible de individuos. La discusión filosófica puede servir para comprendernos mejor a nosotros mismos, pero también para procurar una convivencia pacífica con nuestros semejantes. (Miguel Ángel Merma Mora)

Sócrates tenía la costumbre de cuestionar los valores de su sociedad a través de la reflexión crítica. Preguntas como “¿qué es la justicia?”, “¿qué es la bondad?”, “¿qué es el valor?” parecen ser obvias a primera vista, pues partimos de intuiciones y creencias de nuestra sociedad. Sin embargo, debemos tener cuidado con la tiranía de la costumbre y la tradición. No asumir de entrada que los valores de nuestra sociedad son la verdad, solamente porque crecimos y nos educamos en esa sociedad. Sobre todo, porque vivimos en un país multicultural y en una situación mundial cosmopolita y más interconectada que en cualquier otro momento de la historia humana. En ese sentido, la filosofía es un antídoto contra el tribalismo, la intolerancia y el fanatismo. Esto es un paso fundamental para la construcción de una cultura de paz tan necesaria y urgente en nuestro país. (Mike Christian Cruzado Torre)

¿Cómo puede la filosofía contribuir a la promoción del desarrollo sostenible inspirando prácticas respetuosas con el medio ambiente, equitativas y socialmente responsables?

La filosofía es capaz de presentar la necesidad de una toma de consciencia con respecto a los problemas medio ambientales y sociales de nuestra época, debido a que desde sus preguntas es posible instaurar un reconocimiento y un profundo respeto a lo diverso y la sostenibilidad. El concepto de armonía desde la antigüedad ha posicionado al pensamiento filosófico como una aproximación comprometida con el balance y el bienestar. Sin la filosofía, la humanidad corre el riesgo de perseguir el exceso ilimitadamente. Por tanto, es la filosofía solamente la que otorga la mirada de la mesura y la sensatez para que el bienestar no sea entendido sólo en tanto consecuencia de una depredación de la naturaleza y la dominación sobre los otros. (Jean Luis Arana Alancastre)

La filosofía puede contribuir significativamente a la promoción del desarrollo sostenible, al inspirar prácticas respetuosas con el medio ambiente, equitativas y socialmente responsables. La reflexión en el campo de la ética ambiental nos permite abordar cuestiones éticas relacionadas con la naturaleza y el medio ambiente. Además, nos permite desarrollar una comprensión más profunda de nuestra relación con la naturaleza, promoviendo la idea de que debemos actuar responsablemente con el planeta. Esto puede inspirar la toma de decisiones más conscientes y respetuosas con el entorno natural, enfocando la sostenibilidad como prioridad de acción humana. (Saby Lazarte Oyague)

La reflexión filosófica posmoderna sobre el medio ambiente encuentra sus fundamentos y raíces en la filosofía de la naturaleza, a partir de la cual reflexiona de manera teórica y crítica sobre la relación del ser humano con su contexto natural. La filosofía del medio ambiente toma en cuenta en su reflexión el actuar del hombre, la naturaleza, la cultura, la responsabilidad moral para con el medio ambiente, la justicia ambiental, la conservación de la biodiversidad y el cambio climático. Asimismo, contribuye con el desarrollo sostenible, brindando las bases ontológicas, éticas y sociales para la práctica de la responsabilidad ambiental y social en los diversos ámbitos de la actividad humana, con el propósito de construir un planeta más justo, habitable y sostenible para todas las formas de vida. (Javier Chávez del Río)