Activismo y participación político-feminista en el fandom de Harry Potter en Argentina
Roberta Aller*
Universidad de Buenos Aires
robertaaller@gmail.com
Paula Cuestas**
Universidad Nacional de La Plata
paula.cuestas90@gmail.com
David Ibarrola***
Universidad de Buenos Aires
Recibido: 9 de mayo del 2022 / Aceptado: 11 de agosto del 2022
doi: https://doi.org/10.26439/contratexto2022.n038.5805
RESUMEN. El propósito de este artículo es indagar sobre los vínculos entre fandoms y la participación política desde experiencias situadas en Argentina. Para ello, realizamos un abordaje cualitativo del fandom de Harry Potter en este país mediante un análisis de estudios de caso: el Círculo de Lectores de Harry Potter y el deporte quidditch, recuperando investigaciones previas de los autores. Sostenemos que la pertenencia o vínculo con un fandom puede impulsar o acompañar al activismo político y social, y que la apropiación y adaptación creativa de la historia por parte de los fans promueve el posicionamiento frente a debates de actualidad que exceden su objeto de interés. Asimismo, los espacios ligados al fandom se proponen como lugares seguros en los que se busca lograr una conjunción entre afinidad y activismo. Finalmente, destacamos que la agenda feminista es la que más ha impactado en el fandom de Harry Potter.
PALABRAS CLAVE: fandom / quidditch / feminismo / apropiación
ACTIVISM AND POLITICAL-FEMINIST PARTICIPATION IN HARRY POTTER’S FANDOM
IN ARGENTINA
ABSTRACT. This paper investigates the relationship between fandoms and political participation in Argentina. In order to do this, a qualitative approach to Harry Potter’s fandom in the country was carried out through a case studies analysis, focusing on the Circulo de Lectores de Harry Potter and quidditch, recovering previous research by the authors. The article proposes that belonging to a fandom can promote or accompany political and social activism and that the appropriation and creative adaptation of narratives by fans promote positioning in current debates that exceed their object of interest. Likewise, the article proposes that the spaces related to the fandom are safe places in which affinity and activism come together. Finally, it highlights that the feminist agenda impacts the Harry Potter fandom the most.
KEYWORDS: fans / quidditch / feminism / appropriation
ATIVISMO E PARTICIPAÇÃO POLÍTICO-FEMINISTA NO FANDOM DE HARRY POTTER
NA ARGENTINA
RESUMO. O objetivo do artigo é investigar os vínculos entre fandoms e participação política a partir de experiências localizadas na Argentina. Para isso, realizamos uma abordagem qualitativa do fandom de Harry Potter nesse país, por meio de uma análise de estudos de caso: o Círculo de Lectores de Harry Potter e o esporte quadribol, recuperando pesquisas anteriores dos autores. Defendemos que a pertença ou ligação a um fandom pode promover ou acompanhar o ativismo político e social, e que a apropriação e adaptação criativa da história por parte dos fãs promovem posicionamentos em debates atuais que ultrapassam o seu objeto de interesse. Da mesma forma, os espaços vinculados ao fandom são propostos como lugares seguros nos quais se procura alcançar uma conjunção entre afinidade e ativismo. Finalmente, destacamos que a agenda feminista é a que teve maior impacto no fandom do Harry Potter.
PALAVRAS-CHAVE: fãs / quadribol / feminismo / apropiaçao
¿Qué supone ser fan? ¿Qué lleva a una persona a definirse como fan? ¿Cómo se relacionan los fans —de distintos géneros— entre sí?1 ¿Qué cosas hacen y aprenden juntos? ¿Hay una ética fan? ¿Cómo se expresa más allá del fandom2? Estas son algunas de las preguntas que inspiran este artículo. Para abordarlas, centraremos nuestras reflexiones en un fandom en particular: aquel que conforman las aficionadas y aficionados a la saga británica Harry Potter (HP) en Argentina. Tomaremos por caso dos experiencias dentro del fandom. Por un lado, las prácticas de quienes conforman el Círculo de Lectores de Harry Potter en Argentina (CHP), un club de fans surgido a mediados de la primera década de este siglo, que se reúne regularmente y organiza actividades. Por otro lado, parte de la historia y actualidad del quidditch argentino, deporte que adapta la actividad del mismo nombre que aparece en HP. Jugado por primera vez en el 2005 en Estados Unidos, se ha expandido internacionalmente, pero las organizaciones que lo promueven afirman encontrar un obstáculo para su desarrollo en la asociación del quidditch con el fandom.
Mediante estos casos, nos proponemos ilustrar cómo el ser fan y vincularse con otros fans impacta no solo en las prácticas del propio grupo, sino también en otras esferas sociales. Partimos de reconocer una tendencia a implicarse en causas sociales y políticas de mayor alcance entre quienes, en un sentido amplio, son parte del fandom de HP en Argentina. En particular, existe una creciente participación en luchas y reivindicaciones en torno al movimiento de mujeres y demandas del activismo LGBTQ+ que pueden reconocerse como parte de una “cuarta ola” feminista, aunque aún no hay un consenso académico en torno a este término, dado que sus formas de expresión se alejan de aquellas que han definido históricamente las luchas del movimiento en Occidente (Zimmerman, 2017) y, en particular, en Argentina (Pis Diez, 2018; Natalucci & Rey, 2018). Como se verá reflejado a lo largo del trabajo, esta se caracteriza por el involucramiento de nuevas generaciones, por su fuerte anclaje en las nuevas plataformas de comunicación y en redes de escala internacional, como vía de denuncia y configuración de sentidos, así como por la reivindicación de la interseccionalidad (Munro, 2013; Zimmerman, 2017; Natalucci & Rey, 2018).
En este sentido, el objetivo de este artículo es indagar los modos de ser fan más allá de una mirada estigmatizante o laudatoria sobre sus prácticas, y mostrar las intersecciones que subyacen en el cruce de fandoms, género, sexualidad, política y/o activismo, desde experiencias situadas en América Latina.
A continuación, introduciremos los primeros abordajes académicos sobre fandoms. Luego, presentaremos el fandom de HP en particular y señalaremos algunos antecedentes teóricos del activismo de los fans que enmarcan nuestro trabajo. Delimitado nuestro problema de investigación, expondremos la metodología, para luego desarrollar los casos de análisis en los últimos apartados.
¿Qué supone ser fan? Breve recorrido por los fan studies
El concepto de fan está presente en el habla cotidiana: es usado para expresar una simple afición; para referirse a alguien con un grado significativo de entusiasmo hacia algo, lo que trae aparejado ciertas prácticas y sentires; o, finalmente, para aludir a una obsesión excesiva, acepción asociada a la categoría de “fanática(o)” (Cavicchi, 1998; Borda, 2015; Aller, 2020)3. Pero, principalmente, el término es utilizado con relación a las comunidades que conforman los fandoms, grupos de personas que se vinculan en torno a un objeto o persona. En Argentina, su historia se remonta a las décadas de 1970 y 1980, cuando se inició la importación de productos audiovisuales como Star Wars y Star Trek, cómics y mangas4. Hacia 1990, los fandoms empezaron a expandirse en todo el mundo5, y en Argentina la apertura de importaciones y la difusión de la televisión por cable e internet contribuyeron a volver sus objetos más asequibles. En este contexto, los fans de distintos géneros comenzaron a conocer y vincularse con pares de lugares lejanos, y a relacionarse de nuevas maneras con fans locales y con su objeto de interés (Borda, 2015; Aller, 2020).
A partir de ello, comenzó a constituirse el campo de estudios sobre fans. Desde un principio, los trabajos académicos estuvieron en estrecho diálogo con la imagen social de los fans en las distintas épocas. En un contexto de representaciones estigmatizantes sobre ellas y ellos, caracterizados como individuos obsesionados o multitudes histéricas, los estudios sobre fans enfatizaron sus aspectos positivos (Jensen, 1992; Borda, 2015; Aller, 2020). Así, los fandoms se definían como comunidades interpretativas que desarrollaban estrategias colectivas para resistir a la industria. En esta línea, se los asociaba a formas culturales denigradas por el sistema de valores dominante (Jenkins, 1992; Fiske, 1992). Cuando los fandoms se expandieron a principios del nuevo milenio, ser fan se volvió el centro de las estrategias de marketing6. En contraste, las estudiosas y estudiosos de los fandoms empezaron a enfocarse en acentuar el lugar de estas comunidades en el mantenimiento de un status quo, entendiendo que la elección del objeto y las prácticas de los fans se dan de acuerdo con su capital económico, cultural y social (Abercrombie & Longhurst, 1998).
Actualmente, el significado de ser fan y formar parte de un fandom ha cambiado y se ha ampliado abarcando gran variedad de prácticas, sentimientos y formas de vincularse (Borda, 2015; Aller, 2020). A su vez, las investigaciones sobre fans se expandieron más allá de la academia anglosajona y comenzaron a divergir en sus formas de abordajes y focos de interés, dando inicio a la constitución de un campo de estudios sobre fans desde una perspectiva iberoamericana. Esta creciente interdisciplinariedad en los fan studies no solo está impulsando el crecimiento del campo, sino también una mayor diversidad de las perspectivas teóricas de análisis y de las metodologías de abordaje (Prego Nieto, 2020). Sin ir más lejos, los autores de este artículo trabajamos temas vinculados al fandom de HP, pero muy variados entre sí7. Desde nuestros distintos enfoques, coincidimos en que “ser fan”, con sus prácticas, discursos y sentires, implica una dimensión colectiva y ciertas expectativas sobre cómo comportarse en cuanto miembro del fandom. No solo se es fan sintiéndose parte de un todo, sino también haciendo con y para otros (Aller, 2020). Esto es central para comprender lo que plantearemos empíricamente aquí: la pertenencia o vínculo con un fandom puede impulsar a sus miembros al activismo político y social.
Harry Potter y la piedra filosofal, el primer libro de la saga de J. K. Rowling, se publicó en inglés en 1997 y rápidamente ganó popularidad y admiración. Narra las aventuras de un pequeño mago que asiste a un colegio de hechicería (Hogwarts) y lucha por salvar al mundo mágico del villano Lord Voldemort. En el 2001, se estrenó la primera película, producida por Warner Bros. Cuando en el 2007 se publicó el último libro de la saga HP, la marca ya era una de las más exitosas del mundo. La complementariedad entre libros y pantallas le dio un impulso sin precedentes a esta historia, revigorizado por las acciones de sus fans. En el caso de HP, no solo coincidieron la publicación de los libros y las películas, sino que este se enmarcó en los años de masificación de internet y la extensión del uso cotidiano de las computadoras. Así, se fue creando una comunidad de fans que interactuaba en foros compartiendo pareceres sobre la saga y teorizando sobre su futuro. Además, los fans crearon sitios en los que era posible jugar, tomar clases como las de Hogwarts o recorrer su castillo. Con los años, muchas de estas iniciativas online se vieron complementadas por dinámicas cara-a-cara, ya que los fans, reunidos en comunidades como la que conforma el CHP, empezaron a organizar actividades offline autogestionadas y con cines y librerías para estrenos y lanzamientos. La escenografía de la filmación, junto con detalles brindados en las novelas sobre los escenarios donde transcurren los hechos, el vestuario de los protagonistas y la estética general del mundo mágico, inspiraron la forma que tomó el fandom (Schandor & Torti Frugone, 2012; Cuestas, 2014; Tarantino, 2018; Aller, 2020).
El activismo fan en Harry Potter
Estas actividades y propuestas offline no significaron el abandono de las dinámicas online. Incluso aquellas comunidades caracterizadas por sus propuestas cara-a-cara, como el CHP, se vieron en la necesidad de sumar herramientas de promoción y difusión mediante plataformas digitales. Más aún, con la facilidad del uso de los smartphones, estas interacciones se volvieron más significativas que los originales fansites. Así, esta pasión común por una historia permitió la emergencia de una online affinity network (Ito et al., 2019), una red de afinidad en línea con impactos en diversos ámbitos. La participación en estas instancias habilita oportunidades únicas para que personas con intereses afines puedan encontrarse. Los lazos que se desarrollan aquí, a diferencia de otros espacios de sociabilidad “tradicionales” como el barrio, la escuela o los clubs, resultan intencionales y elegidos, lo que implica un mayor grado de compromiso y convicción, con un fuerte sentido de afiliación y delimitación social (Ito et al., 2019).
De este modo, las redes de afinidad no solo se nutren de lo que hacen en torno a sus intereses comunes, sino que también se posicionan y dan estrategias de intervención en debates de actualidad y coyuntura que exceden su amor por HP. La participación en redes que no se definen particularmente por su carácter político8 puede actuar, igualmente, como una llave de acceso hacia experiencias con un mayor nivel de intervención social, abiertamente considerado cívico o político, como lo muestra boyd (2014).
En el caso de esta historia, a las ideas que se producen en estas redes se suman las apreciaciones y reinterpretaciones de los fans, quienes encuentran en HP valores que los motivan a implicarse en ciertas causas y a compartir una forma de ver el mundo. Estas “asimilaciones” del mensaje que transmitiría la saga en otras experiencias sociales, y los paralelismos observados entre “el mundo mágico y el mundo real” (Piñero Almansa, 2016), no son solo expresiones del fandom. Desde la academia, hay interpretaciones que encuentran una conexión entre la lectura de HP y una mayor sensibilidad hacia casos de desigualdad e injusticias sociales, tanto en cuestiones de género (Marrero, 2008; Popple, 2015), de raza o etnia (Aguilar, 2009), como respecto a fenómenos políticos diversos. Sin embargo, no todas coinciden en este “mensaje”: otras rechazan que HP promueva una perspectiva igualitaria, ya que, aunque aborda tópicos como el feminismo y el antirracismo, su desenvolvimiento es obstaculizado y la representatividad de ciertas causas, obstruida (Presida, 2013; O’Brien, 2012).
Más allá de estas distintas ópticas, estos discursos se hallan, e incluso se amplían, en las voces de los fans. Son estas miradas compartidas las que permiten hablar, como propone Aller (2021), de un ethos potterhead, ya que no se trata solo de poner en común la afición por HP, sino que esta experiencia compartida supone la aceptación e implicación con un determinado sistema de valores que se corresponde con el que, según ellos, se expresa en los libros. “El mágico mundo” y el modo en que es leído se vuelve prescriptivo de formas de ser, actuar y comportarse dentro de la comunidad, pero también de cara al conjunto de la sociedad.
Ahora bien, de acuerdo con Hinck (2012), y en sintonía con boyd (2014), los fans están bien “equipados” para desarrollar formas de “activismo” en la esfera pública, porque cuentan con habilidades necesarias para la “participación democrática”, derivadas de su afición: deliberación, búsqueda de consensos y manejo de información. Hinck llama a esto compromiso cívico. De forma semejante, Jenkins, entrevistado por Albarello (2020), afirma que las comunidades de fans, al politizarse, tienen herramientas para ubicarse, reunirse y educarse acerca de un tema, y para impulsar la acción colectiva por un objetivo común. Según el autor, los fans utilizan las historias que les apasionan como una herramienta de resistencia con identidad cívica y política. Lopes Arantes (2019) proporciona ejemplos sobre estos fans-activistas en las protestas en Brasil y Estados Unidos contra la corrupción, por los derechos sexuales y de los migrantes, en donde hacían uso de referencias a HP y Star Wars. Respecto a este último caso, la autora señala el papel de la actriz que interpretaba a Leia Organa como referente apropiada para los manifestantes contra Trump (simbolizado en un villano imperial), pues representaba el “lugar de la mujer” en la “Resistencia”, en clara referencia al filme. En el fenómeno que describimos en este artículo, cabe señalar el uso que los fans, especialmente las mujeres, hacen de la imagen de Hermione Granger, amiga de Harry Potter, coprotagonista de la historia (Cuestas, 2018). Con base en la trama, en las marchas feministas es usual ver carteles con expresiones como “Sin Hermione, Harry se moría en el primer libro”.
En este marco, pueden comprenderse las propuestas de intervención en la arena pública llevadas adelante por el fandom de HP. Si bien las acciones solidarias y benéficas parecen ser una característica común de muchos fandoms (Lopes Arantes, 2019), Kliger-Vilenchik y Shresthova (2013) destacan el trabajo de la Harry Potter Alliance (HPA)9, una agrupación de fans que colabora con causas de interés social. Según Lopes Arantes (2019), este espacio combina una serie de acciones caritativas con un activismo en torno a transformaciones estructurales. Con sede en Estados Unidos, sus acciones tienen alcance internacional por la creación de una red global: el Ejército de Dumbledore, nombre que emula al ejército formado por Harry como una manera de organizarse contra el mal. De esta forma, “HPA usa paralelos del mundo de contenido ficcional como motivación para la acción social” (Kliger-Vilenchik & Shresthova, 2013, p. 50). Para Prego Nieto (2018), quien analiza la experiencia de la HPA desde el enfoque epistemológico de los fan studies, esta es paradigmática de la articulación entre política y cultura en las prácticas de los fandoms.
Con estos antecedentes como punto de partida, exploraremos cómo se expresan en Argentina las vinculaciones entre el ethos pottherhead (Aller, 2021) y otras experiencias sociales más generales, con mayores y menores grados de organización y trascendencia.
El quidditch y el deporte alternativo
El quidditch es presentado en HP como el deporte mágico más popular, jugado sobre escobas voladoras y con pelotas encantadas. Introducido en los primeros libros como un deporte escolar, al avanzar la saga, se dimensiona su alcance en el mundo mágico: pasamos de conocerlo como pasatiempo estudiantil a observarlo como un fenómeno masivo y pasional, con campeonatos regulares, merchandising e hinchadas. La aparición de Quidditch a través de los tiempos (2001)10 y la expectativa de ver reflejado el deporte en el cine fueron inspiraciones para las universitarias y universitarios estadounidenses que, en el 2005, jugaron el primer partido de quidditch de la historia.
Mucho podría escribirse sobre el desafío de adaptar un deporte ficticio (y mágico). Como en todo deporte, las reglas siguen una evolución muy variada. Pero en lo sustancial, los creadores de esta práctica intentaron conservar la “imagen popular” que se tenía desde los libros y las películas: se enfrentan dos equipos con siete jugadoras y jugadores, todos llevando un tubo de PVC entre las piernas, que simboliza las escobas.
El quidditch estadounidense, favorecido por su sistema universitario, creció rápidamente y hoy, ya bajo la órbita de la International Quidditch Association (IQA), domina mundialmente el deporte. El primer partido en Argentina se disputó en el 2006, en el marco de las actividades del ya mencionado CHP y con un formato “recreativo”. No fue hasta el 2010 que se fundó la Federación Argentina de Quidditch (FAQ)11 con el fin de “abrir” el quidditch: cualquiera sería bienvenido independientemente de su condición de fan. Otros desafíos comenzaron, como la conformación de nuevos equipos, para lo cual fue esencial internet12. Pero, sobre todo, una tarea fundamental fue la adecuación a los estándares internacionales, requisito para la integración a la IQA, ya que, hasta ese entonces, en Argentina solo se jugaba una versión local original, aislada del desarrollo mundial de la actividad. Posteriormente, la tarea del crecimiento y promoción de este deporte pasó a manos de la actual Asociación de Quidditch Argentina (AQArg), sucesora de la FAQ.
La mayoría de los escasos trabajos académicos que abordan el quidditch lo definen como un deporte alternativo (Cohen, 2013). De acuerdo con Jarvie (2006), este tipo de deporte se caracteriza por ser practicado por pequeños grupos y por su carencia de competencia, organización e intervención comercial. Es importante señalar el carácter consciente de estas prácticas: el deseo de sus practicantes de controlar ellos mismos sus deportes o buscar alternativas a la lógica competitiva (la cooperación) para ordenar sus comunidades. Otro aspecto destacado, objeto de diversas polémicas, es su potencial contestatario. Para Jarvie (2006), “cualquier deporte que pueda amenazar a una ideología particularmente poderosa” (p. 643) puede encasillarse como alternativo. Se trata de una conceptualización interesante para los fines de este artículo, ya que implica que estos deportes pueden asociarse a movimientos sociales existentes, promoviendo un estilo de vida alternativo y opositor. Estas prácticas serían “capaces de movilizar significados, redes, recursos e ideologías” (Jarvie, 2006, p. 648).
Ahora bien, es posible encontrar a la luz de la experiencia del quidditch argentino una transición, una disputa en el pasaje hacia otra cosa más “convencional” (Brunner, 2016; Ibarrola, 2020). Así, ciertos rasgos del deporte alternativo estarían siendo erosionados en recientes transformaciones y proyectos desarrollados en Argentina. Sin embargo, es en el plano “ideológico” donde reside actualmente parte de lo alternativo del quidditch, porque este deporte emerge como una apropiación creativa por parte de un grupo de fans, quienes recuperaron y resignificaron lo leído (Ibarrola, 2021b). El resultado es una práctica mixta que, mediante un cupo, establece un máximo de jugadores por equipo que se autoperciban de un mismo género (masculino, femenino o no binario). Esto lo diferencia de la versión original, donde el carácter mixto era opcional y no había referencias a una posible autopercepción de género. De este modo, desde su reglamentación, el quidditch parece postularse como una alternativa en el mundo deportivo, considerado tradicionalmente como un ámbito masculino, donde predominan el sexismo y la discriminación (Hargreaves, 1993). Esto ha redundado en posiciones de liderazgo y efectos positivos en la subjetividad de las mujeres involucradas en la práctica.
Las afirmaciones del presente trabajo se basan en los registros de nuestras respectivas producciones académicas. En concordancia con nuestro objetivo de indagar sobre los vínculos entre fandoms y participación política desde experiencias situadas en Argentina, y en línea con el enfoque metodológico general de estos antecedentes, este artículo presenta un abordaje cualitativo y empírico que toma la forma de un diseño de investigación de estudios de caso, de corte etnográfico, que nos permita desarrollar una mirada cercana a las voces de los actores y a los contextos en que se desenvuelven (Stake, 1998). Así, consideramos el estudio de caso como una “estrategia de investigación” que se adecúa al objeto del estudio propuesto (Neiman & Quaranta, 2006). Sobre la base de nuestros propios registros empíricos, que más adelante serán explicitados, aquí delimitamos dos casos dentro del fenómeno de HP que relucen en el ámbito local, según el tema abordado. Como anticipamos, por un lado, nos centramos en la experiencia de la comunidad de fans del CHP Argentina y, por otro, en la de quienes impulsan el quidditch en este país. Cabe mencionar la excepcionalidad de la elección de dos casos desde la tradición etnográfica de estudios de caso, puesto que lo habitual es hallar trabajos que se focalizan en casos únicos. Sin embargo, consideramos que la elección de estas dos experiencias, intrínsecamente vinculadas, es relevante a los fines de este trabajo y en lo que sigue lo fundamentaremos.
El CHP es el club argentino más grande y uno de los más antiguos: en un momento que era temido por los fans como “el fin de una era”13, se transformó en un espacio en el que se organizaban los fans de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y alrededores. El grupo está formado, en primer lugar, por un staff directivo: los jefes de las cuatro “casas” de Hogwarts y los “prefectos” de cada una. En segundo lugar, nos encontramos con un grupo de miembros de asistencia relativamente fija a los eventos (al menos alrededor de quince personas por casa) y otro de asistencia más esporádica, divididos en las cuatro casas. Si bien a los eventos puede asistir quien quiera, sin límite de edad, en el staff y en los miembros de asistencia fija puede verse la predominancia de una franja etaria en particular: quienes tenían alrededor de 11 años cuando la saga se popularizó y que “crecieron con Harry”. La mayoría de sus miembros pertenecen a estratos socioeconómicos medios (Aller, 2020, 2021).
Este club puede considerarse uno de los más importantes representantes del fandom local institucionalizado. Asimismo, en los últimos años, tanto el CHP desde sus cuentas institucionales, así como sus miembros, se han expresado de forma pública sobre diversos conflictos sociales y políticos (Aller & Cuestas, 2020). Por ello, lo consideramos un referente empírico esencial para analizar los procesos que motivan este artículo.
Por su parte, el ámbito del quidditch también proporciona un caso interesante y necesario para trabajar este tema, dado que, a pesar de su deseo de separarse de la saga y constituir un deporte autónomo, aún parece conservar, entre sus consignas y objetivos, valores y afirmaciones que pueden rastrearse hasta el ethos potterhead (Aller, 2021; Ibarrola, 2021b). Esta práctica se encuentra organizada actualmente por la AQArg, que se encarga de promover el deporte en todo el territorio nacional. Es el ente regulador que impulsa las distintas ligas anuales que se realizan en Argentina. Sus integrantes son elegidos por los asociados en comicios periódicos y llevan a cabo una actividad ad honorem. La máxima autoridad de la asociación es la Comisión Directiva, integrada por presidente, vicepresidente, tesorero y vocales. Asimismo, se pueden encontrar otras áreas especializadas: Departamento Deportivo, Departamento de Arbitraje, Departamento de Medios y Difusión, Selección Argentina de Quidditch, Departamento de Voluntariado, Comité de Relaciones Internacionales y Departamento de Desarrollo Interno del Quidditch. Además, existen otras tres de carácter autónomo: Tribunal de Disciplina Deportiva, Mesa de Género y Diversidad y Amigxs del Quidditch (abocada a la recaudación de fondos). Globalmente, la población involucrada en esta práctica pertenece a estratos socioeconómicos medios y oscila entre los 16 y los 30 años.
Cabe señalar que tanto los fans que se autoidentifican como tales y que actúan colectivamente organizados en un club, como las personas cuyas identificaciones no necesariamente se ven atravesadas por el fanismo (e incluso en ocasiones lo rechazan), se ven unidos por causas similares, basadas en valores afines a las reinterpretaciones de la trama de HP.
Vale destacar que no se trata de casos predefinidos o de comunidades cerradas, sino de colectivos que se caracterizan por la alta rotación de sus participantes. En el quidditch esto es notorio: los equipos están integrados mayormente por personas sin experiencia deportiva previa, cuyo compromiso es volátil. Provenientes de otros fandoms, invitados por jugadores con quienes comparten amistad, practicantes de otros deportes alternativos o simplemente curiosos, conforman a una población cambiante y diversa. La disolución o fusión de equipos es tan habitual como el lanzamiento de efímeros proyectos. Solo la continuidad de sus prácticas con este ethos potterhead (Aller, 2021) y la implicancia compartida con causas de intereses comunes con otros fans de HP nos permiten presentarlo como una unidad en sí misma. En ese sentido, se destaca una especificidad que nos permite identificar al quidditch como un caso distinto al del CHP. Si quienes integran el CHP se definen como fans o lectores, en el caso del quidditch se presentan como jugadores, en un intento por desmarcarse de la historia original y, como veremos, de su autora.
En consecuencia, detectamos tanto continuidades como diferencias entre ambos casos. Pero este estudio no se presenta como un trabajo de corte comparativo, sino que aspira a iluminar de qué modos las prácticas de los fans en comunidad muestran vinculaciones con otras esferas sociales. Y se busca hacerlo resaltando la singularidad de estas experiencias, en concordancia con la estrategia de investigación elegida, cuyo fin es el análisis en profundidad orientado hacia la comprensión de cada caso desde su particularidad (Stake, 1998).
Con vistas a la adopción de esta estrategia de investigación, y siguiendo las advertencias de Verd y Lozares (2016) sobre la necesidad de contar con diversas fuentes de conocimiento para el estudio de fenómenos sociales complejos, las herramientas de obtención de datos se basan en distintos registros que responden a las preguntas de investigación que atraviesan este trabajo: ¿qué sentidos y sensibilidades predisponen a la participación en un fandom y a ejercer distintas formas de activismos en él?, ¿en qué prácticas de los fans se expresan las diversas modalidades del activismo y la participación política, en especial, en torno a cuestiones de género?, ¿cuál es el rol de las tecnologías digitales en el activismo fan?
En primer lugar, se recuperan entrevistas en profundidad, con el propósito de obtener información vinculada a la historia de los actores en las distintas actividades, además de las representaciones y significaciones que de ellas tienen (Marradi et al., 2007). Dado nuestro objetivo, consideramos que la entrevista —en tanto es una instancia de diálogo con los actores que permite retomar en primera persona los sentidos y sensibilidades en torno a sus prácticas— constituye una vía privilegiada para conocer las formas en que se expresa la participación política y el activismo en estas comunidades. En concreto, las afirmaciones que dan sustento a este trabajo se basan en entrevistas realizadas a jefes, jefas y miembros de asistencia fija a los eventos del CHP, y en conversaciones personales con participantes de dichas reuniones, entre los años 2014 y 2020 (periodo que coincide con el desarrollo de nuestras investigaciones). Para el quidditch, desde el 2018, se entrevistó a jugadores y dirigentes de la AQArg, enfatizando especialmente en aquellas temáticas que vinculaban la saga, el deporte y el género.
En segundo lugar, es importante el trabajo con registros de observaciones participantes (Guber, 2011). En este caso, hemos considerado las observaciones participantes que realizamos14 en eventos y reuniones generales del CHP (entre el 2014 y el 2020), en reuniones específicas de la casa Ravenclaw (entre el 2016 y el 2020) y en los distintos espacios en donde se practica quidditch. En este último caso, se tomaron como referencia las acciones de la AQArg y, principalmente, a los equipos de la CABA, epicentro del deporte a escala nacional. Estos son Black Birds, Cumulus Nimbus, Dark Phoenix y Vikings. El periodo abarcado comienza en el 2018 y continúa hasta el presente. Trabajamos a través de las voces explícitas de estos actores y, además, mediante la participación y el registro empírico en eventos considerados claves por ellos, ya que partimos del reconocimiento de que en sus prácticas comunitarias también se expresan formas de activismo y compromiso político.
Finalmente, realizamos un seguimiento y registro de publicaciones online individuales y colectivas, en el marco de una propuesta de etnografía virtual que concibe los espacios virtuales como campos de acción e intercambio (Álvarez Gandolfi, 2016). Como extensión y adaptación de la etnografía tradicional, esta técnica permite un seguimiento y análisis de dos universos en los que internet ha tenido roles fundamentales, y hasta fundacionales (Gómez Cruz & Ardèvol, 2017). Asimismo, tomar como referencia las expresiones que fans y jugadores de quidditch realizan a través de sus redes sociales va en línea con la centralidad que actualmente tienen las tecnologías digitales como vías de denuncia y posicionamiento dentro del movimiento feminista contemporáneo. Por estos motivos, fueron importantes para esta investigación las redes sociales más populares entre los actores, como Facebook, Twitter e Instagram, tanto de los distintos espacios como de los fans y jugadores particulares. Las observaciones en estos ámbitos se desarrollaron entre los años 2016 y 2020 para el CHP, y desde el 2018 en el caso del deporte estudiado.
A continuación, presentamos en detalle estos casos y cómo en ellos las prácticas de los fans se mixturan con otras experiencias sociales.
Círculo de Lectores de Harry Potter en Argentina (CHP)
Mencionamos anteriormente cómo las nuevas tecnologías digitales favorecieron la propagación, creación y consolidación de fandoms. En Argentina, hacia el año 2005, un grupo de fans de HP que ya participaba de estas experiencias en redes comenzó a encontrarse en plazas de la CABA. Por entonces, ya existían fansites temáticos y clubes de lectura en colegios y bibliotecas. Aunque estos espacios fueron creados por docentes, libreros y talleristas, poco a poco sus participantes tomaron la iniciativa de proponer juegos y actividades. De la conjunción de estas experiencias y de las dinámicas que se desarrollaban de manera online, tomaron forma las primeras reuniones del CHP (Aller & Cuestas, 2020).
Si bien este fandom surgió alrededor de la afición por un libro, en estos encuentros las personas no se reunían tanto para debatir o leer, sino para recrear lo que en él transcurre. La organización misma del club toma como modelo la estructura del colegio Hogwarts. Quienes participan del CHP pasan por el proceso de selección de casas: Ravenclaw, Hufflepuff, Slytherin y Gryffindor, de acuerdo con sus personalidades y valores. Esta organización en cuatro grupos permite que se desarrollen actividades competitivas, organizadas por los jefes y prefectos de las casas (staff directivo del CHP). Asimismo, hace posible que se realicen eventos generales, con todos los integrantes del CHP, y reuniones por casa, de carácter más restringido. Los momentos de encuentro coinciden con fechas significativas en la saga y con celebraciones generales como San Valentín, Halloween o Navidad.
Los primeros años del CHP coincidieron con la década en que aún se publicaban libros y películas. Por eso, el club también se articulaba con cadenas de cine y librerías para el lanzamiento de estas novedades. En la memoria colectiva de quienes integran el CHP, ese fue un momento de esplendor, al que experiencias como la publicación de Harry Potter and the Cursed Child en el 2016 o las avant-premières de Animales fantásticos15 en el 2016 y el 2018 han permitido volver parcialmente. Más recientemente, la emisión de Return to Hogwarts, documental presentado a veinte años del estreno del primer filme, posibilitó también “revivir la magia”. Pero, por fuera de estas circunstancias extraordinarias, en la última década, el objetivo del CHP fue “mantener vivo” el espíritu del club y de HP. Para ello, en cada encuentro se busca recrear el ambiente mágico con una estética que emula los pasillos de Hogwarts, y también mediante prácticas usuales entre fans, como es el desarrollo de juego de roles o el cosplay.
Las reuniones del club, al mismo tiempo, se encuentran atravesadas por temáticas coyunturales y debates históricos que exceden a la saga. En ocasiones, estos temas surgen espontáneamente, como en esta situación: mientras se recreaba una clase, se comenzó a discutir, en relación con los elfos domésticos16, si carecer de libertad determina si una criatura es un “ser”. Es decir, si tiene el mismo estatus que un humano. En ese contexto, la jefa de Slytherin ejemplificó: “Podemos pensar en la historia muggle para entenderlo mejor, pensando en la esclavitud de los negros. Eran personas, eran humanos como todos nosotros, pero al oprimirlos, al negarles su libertad, se les estaba quitando su estatus de persona” (como se citó en Aller, 2020).
Por otra parte, también tienen lugar posicionamientos y prácticas más explícitos. Son varios los fans que encuentran en el libro, y más aún, en el propio fandom, un impulso para interesarse y participar en debates políticos y sociales. Para ellos, en la trama:
Hay un montón de política, de lo que es luchar por lo que vos defendés, tus ideas, tus ideales, proteger a tu familia, a tu comunidad ... nos empezamos a dar cuenta [de] que había algo más, no era solo HP. Nos estaban uniendo los ideales y las convicciones y las mismas luchas. (B. González, comunicación personal, 23 de junio del 2020)
En general, estos ideales se vinculan con el respeto por el otro, el rechazo de la discriminación y la lucha por la inclusión, temas que los fans, a su vez, relacionan con problemáticas actuales de género, clase y racismo. En ese sentido pueden entenderse las declaraciones personales en las redes de muchos miembros del CHP a favor de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) desde el año 2018 (Cuestas, 2018). Pero también la afirmación del CHP de que el fandom en general y el club en particular “es y será siempre un lugar seguro para todos y todas, sin importar tu edad, tamaño, género, orientación sexual, religión y/o color de piel” (CHP, 2020). Esta cita proviene, precisamente, de una publicación en la que el CHP se posicionó institucionalmente frente a un conflicto social (Aller & Cuestas, 2020). Se trataba del asesinato del ciudadano afrodescendiente George Floyd a manos de las fuerzas policiales en Estados Unidos en el 2020, hecho que impulsó el movimiento Black Lives Matter (“Las vidas negras importan”), de repercusión global. En ese contexto, y durante la semana del Orgullo, el club manifestó en su Instagram su acompañamiento al colectivo LGBTQ+ y su repudio al asesinato de Floyd. Argumentaban que, como espacio de fans, optaban por mantenerse al margen de conflictos ajenos al fandom, pero afirmaban la necesidad de expresarse, puesto que esto no les era realmente ajeno. Sostuvieron que era importante declararse a favor de ciertas luchas y en contra de la discriminación y la desigualdad desde una plataforma con tanta llegada como la suya, porque “el silencio es cómplice” (CHP, 2020).
Este tipo de expresiones públicas sobre problemáticas que trascienden el mundo mágico fue novedoso en la historia del CHP, pero no fue la primera vez que el club actuó así. Durante el año 2017, trabajaron con el Grupo Tateti, que en un evento del club recibía contribuciones para una escuela rural. De acuerdo con sus miembros, cada vez que el CHP organiza un evento que presume que será masivo, intentan colaborar con alguna causa solidaria.
Como afirmamos, tanto los trabajos académicos como los fans sostienen que es la trama la que contiene valores e ideales sobre los cuales apoyar sus discursos y prácticas. Pero, además de la narrativa en sí, la trayectoria personal de Rowling también constituyó un referente para sus lectores: su trabajo filantrópico y su adhesión a causas de asistencia a familias monoparentales con mujeres como jefas de hogar, así como el hecho de haber sido madre soltera y víctima de violencia de género, fueron hechos inspiradores (Cuestas, 2018). A su vez, la interacción de Rowling con sus fans siempre fue muy activa, no solo a través de su sitio oficial (mediante actividades como, por ejemplo, la premiación de páginas web gestionadas por fans), sino, principalmente, a través de redes sociales como Twitter. De hecho, gracias al vínculo con HP y a dichas interacciones con la autora, los fans desarrollaron sentimientos significativos hacia ella, de cercanía, lealtad y admiración (Aller, 2020; Cuestas, 2014).
Tal vez por eso fueron muy grandes la desilusión y el rechazo del fandom cuando Rowling publicó en su Twitter una serie de tuits transodiantes17. Una vez más, diversos integrantes del CHP se pronunciaron en las redes sobre los dichos de la escritora: compartieron las declaraciones de los actores de las películas que se manifestaron en su contra, y escribieron sus propios descargos. El staff, desde su cuenta institucional, también reafirmó que el club debe ser un lugar seguro para sus miembros. Además, al interior de los grupos de WhatsApp del CHP, los fans expresaron su desaprobación hacia Rowling y también su tristeza, llegando a describir lo que estaban viviendo, en cuanto fandom, como un duelo (Aller & Cuestas, 2020). En palabras de una de ellas: “Esta nueva Rowling responde a algo conservador que no es algo a lo que estamos acostumbrados. Y lo que nos mantuvo siempre es que HP somos nosotros, los amigos” (B. González, comunicación personal, 23 de junio del 2020). Desde esa base compartida, “el CHP nunca fue un espacio donde se le negara el acceso a alguien o nunca escuché que haya valoraciones negativas hacia alguien. Es como ‘Hogwarts siempre va a estar abierto para vos’. Bueno, el CHP también” (comunicación personal, 23 de junio del 2020).
Si bien algunos la apoyan, la mayor parte de los fans concuerdan en que no pueden ser indiferentes ante un agravio hacia el colectivo de lectores. En este marco, se generaron discusiones sobre si es correcto separar a un autor o autora de su obra, o cómo lidiar con la “cancelación” de quien creó o posee derechos sobre una historia, evitando “darles dinero” al adquirir sus productos, pero sin dejar de consumirlos. Una de las propuestas de los fans es comprar únicamente productos no oficiales y copias “pirata” de los materiales audiovisuales o libros. También fue motivo de discusión la exclusión de Rowling del especial Return to Hogwarts. Antes de su estreno, en las redes y los grupos de WhatsApp del CHP surgió la cuestión sobre si estaba “bien o mal” que no fuera invitada a participar, puesto que el mundo mágico existía “gracias” a ella. La postura dominante fue estar de acuerdo con la ausencia de Rowling, puesto que, sostienen, sus dichos transfóbicos no pueden ser aceptados dentro del fandom.
El quidditch en Argentina
Comenzaremos este apartado señalando la existencia de una tensión. Sin dejar de reconocer el carácter creativo del quidditch, muchos jugadores argentinos señalan el legado de HP en este atributo de la práctica. Pero esto coexiste con un deseo manifiesto de establecer una escisión entre el quidditch y el fandom, ya que, desde la perspectiva nativa, esta asociación ha tenido resultados juzgados como poco beneficiosos a la hora de relacionar el deporte con los medios y el Estado (Ibarrola, 2021a). Ambos vinculan el quidditch con HP, sin darle lugar como práctica deportiva competitiva. Independientemente del éxito de esta tentativa, es claro que dota de un marco interesante a nuestra investigación. Se suma, además, al motivo principal que impulsó la aparición de la FAQ: abrir el quidditch al mundo no fan. La pregunta es: ¿cuánto de lo señalado en relación con el CHP persiste en el quidditch?
Partimos aquí de concebir al quidditch como un fenómeno global con repercusiones locales particulares. Por ejemplo, el mencionado Black Lives Matter, a diferencia de lo ocurrido en el CHP, tuvo repercusiones casi nulas en el quidditch local. A nivel global, este fenómeno se expresó en un boicot al mundial del 2020. Jugadoras y jugadores de todo el planeta denunciaban por redes sociales el racismo de la población de la sede (Virginia, Estados Unidos) como un peligro para la comunidad afrodescendiente del deporte. Pero, mientras asociaciones nacionales como la mexicana apoyaron el boicot, la argentina no se pronunció. Esto no implica que el quidditch local se encuentre al margen de expresiones de este tipo. Por ejemplo, la IQA propone desarrollar acciones educativas en temáticas de género, promoviendo la “igualdad”, la “diversidad” y el amor por la lectura (Ibarrola, 2021b). En la medida en que el quidditch argentino se integró gradualmente a esta organización, comenzó a realizar acciones y modificaciones en sus prácticas que no se limitaban a lo reglamentario, y que ampliaban la agenda de la IQA.
Recientemente, en Argentina se sucedieron denuncias públicas (presenciales y virtuales) con un común denominador: abuso, acoso y discriminación. Estas “empañaban” la imagen del quidditch, que proclama entre sus valores la “inclusividad”, la “integridad” y el “empoderamiento”. La situación, lejos de ser una particularidad nacional, llevó a la IQA a decretar que todas las asociaciones nacionales debían preparar un protocolo de intervención durante el 2020. En Argentina, esta tarea trascendió las resoluciones oficiales. Junto con la creación del protocolo, fue construida la Mesa de Género y Diversidades (MGD).
Aquí se conjugaron dos cuestiones. En primer lugar, la cantidad de denuncias de abusos y violencia de género en el quidditch argentino, y su abordaje “poco satisfactorio”. Es frecuente escuchar expresiones como “tal equipo está lleno de violines18”, bromas entre varones como “si seguís así llamo a la Mesa de Género” o historias de jugadores “escrachados”19 que amenazan con ir a la justicia, haciendo que los o las denunciantes se desdigan. En segundo lugar, la particular repercusión del movimiento de mujeres en el ámbito deportivo argentino. Como señala Hang (2020), esto ha redundado en la aparición de espacios que abordan la cuestión de género en clubes deportivos, los cuales han sido inspiraciones para determinar los alcances y características del protocolo y la MGD. La tarea más importante de este organismo es centralizar el abordaje de las denuncias, funcionando como un espacio voluntario independiente, al que no se accede por voto. Además, se encarga de desarrollar acciones preventivas, educar en temáticas relativas “al respeto y la igualdad” y la divulgación en las redes oficiales de efemérides y fechas temáticas para hacer del quidditch un “espacio seguro”.
En algunos casos, la experiencia de la MGD se imbrica con un pasado militante partidario o sectorial, y el quidditch deviene no solo en un proyecto de “espacio seguro”, sino también de “militancia” y “transformación”. En palabras de una jugadora: “Para mí, el quidditch es un reespacio de militancia. También el deporte en general es un gran actor social que transforma un montón de cosas. Jugando quidditch, sí, también estoy militando” (T. Fernández, comunicación personal, 11 de mayo del 2021). Otra jugadora agrega que el quidditch es feminista al promover “la idea de identidad y perspectiva de género, los lugares que ocupan las mujeres y la pelea por sus derechos, ya que al principio la ley de género en el quidditch no existía” (N. Rojo, comunicación personal, 11 de mayo del 2021). Esta mirada concuerda con otros planteamientos que proponían que el quidditch sea renombrado como “feminista” (Ibarrola, 2021b). Estas jugadoras también establecen hilos de continuidad entre pretéritas demandas por la discriminación y en pos de la inclusión femenina en el deporte en general, y el quidditch como una práctica mixta y “feminista” (Petroff, 2021). Esta perspectiva encontró distintos grados de adhesión, pues muchas jugadoras y jugadores expresaron dudas sobre la necesidad de estos espacios y polemizaron con las resoluciones tomadas.
Ahora bien, si anteriormente habíamos señalado el deseo de la separación por parte del quidditch argentino de la obra de Rowling, esta tendencia se pronunció notoriamente a la luz de sus ya mencionadas declaraciones. En el marco de un deporte que pregona la inclusividad y respeta la autopercepción de sus participantes, los tuits de la escritora fueron recibidos con suma decepción. Aunque señalaban que el quidditch era un fenómeno independiente de HP, muchos jugadores y jugadoras fans sintieron la necesidad de pronunciarse al respecto, al igual que quienes integran el CHP. Varios jugadores involucrados con la saga manifestaron revisar su postura respecto a la escritora, ya que en un pasado reciente habían desarrollado sentimientos de lealtad y admiración hacia ella. Para el equipo Qymeras Quidditch, “el mundo mágico que Rowling creó es mucho más grande que su discurso actual, y nosotrxs, lxs fans, somos quienes lo hicimos lo que es hoy en día. Un lugar lleno de aceptación, empatía y respeto para con otrxs” (Qymeras Quidditch Team, 2020).
Estos hechos dieron vigor a una antigua polémica: el cambio de nombre del deporte. Si bien el debate estuvo históricamente atravesado a su vez por otros intereses (principalmente el acceso a grandes auspiciadores, vedado debido a que Warner Bros. es dueña de Quidditch), este volvió con fuerza hacia finales del 2020, cuando la asociación estadounidense afirmó que estaba preparando encuestas y consultas para un relanzamiento de “la marca”. Esencialmente, pretendía evaluar un nuevo nombre para el deporte (United States Quidditch [USQ], 2020), propiciando una separación de la obra de Rowling, quien se encontraría “bajo escrutinio creciente” por sus declaraciones (USQ, 2021)20. Como respuesta, se sucedieron opiniones de diversa procedencia, pero que tenían en común la aceptación del cambio argumentando la necesidad de separarse de la imagen de la “transfóbica” Rowling (Roberts, 2021; Wisehart & Edala, 2021)21.
Las repercusiones de estos acontecimientos han sido diversas en el quidditch argentino. De momento, su involucramiento institucional en el debate es bajo, y esta cuestión se procesa mayormente de forma individual. Aun así, es claro que, en el sector más vinculado a la MGD (que se considera feminista), las declaraciones de Rowling no fueron bien recibidas: “Rowling es feminista radical, es terf [trans-exclusionary radical feminist], y yo milito un feminismo interseccional, antipatriarcal, anticolonial y transfeminista por sobre todas las cosas” (T. Fernández, comunicación personal, 11 de mayo del 2021). Pero tampoco pierden de vista que la desvinculación de la saga tiene consecuencias: “A nosotros nos cuesta porque es la forma más fácil de agarrar jugadores; anda a un evento del fandom o club de fans, y trae gente de ahí” (N. Rojo, comunicación personal, 11 de mayo del 2021). Pese a esto, identifican en la saga una matriz sobre la cual surge el quidditch y cuya influencia perdura actualmente:
Tiene eso de lindo, el compañerismo y la competencia sana. Tiene valores buenos. ... Hoy me lastimé el tobillo y vino a vendarme uno de los rivales. Es un ambiente sano. Y es porque la base es HP: los valores, la amistad, el compañerismo. (N. Rojo, comunicación personal, 27 de julio del 2019)
Incluso en el “controversial” plano del género: “La idea de inclusión en el deporte sale porque HP es inclusivo, ya te baja esa línea de la inclusión y por eso el deporte busca ser inclusivo; si no, no hubiese sucedido” (M. López, comunicación personal, 11 de mayo del 2021). Ecos del ethos potterhead (Aller, 2021) que, a 16 años del primer partido de quidditch en Argentina, todavía influyen sobre la actividad.
En el apartado previo, y como núcleo de este artículo, trazamos un recorrido por las maneras en que en dos colectivos vinculados al fandom de HP se expresan formas de activismo y participación política, en especial en torno a los movimientos de mujeres y LGBTQ+, y cómo esto ocurre de modos diferenciales, aunque pueden vislumbrarse continuidades.
Ambos casos dan cuenta de la forma en que, sobre la base de la vinculación con la obra de Rowling, surgen colectivos que, con distintos propósitos, estrategias y recursos, gestionan sus intervenciones en debates de actualidad. En el caso del CHP, ya sea a través de la recreación de la saga o el abordaje directo de problemáticas puntuales, se observa un posicionamiento sobre temáticas de orden general. Entran a jugar aquí los aspectos señalados por boyd (2014) sobre los espacios de sociabilidad fan como vía de acceso a un mundo de intervención política. Esto se advierte en las propuestas del CHP, con el desarrollo de debates que mixturan la saga con situaciones coyunturales, como muestran, en un ámbito más amplio, producciones en torno a este y a otros fandoms (Lopes Arantes, 2019; Albarello, 2020). Más aún, la ambientación de los escenarios de los encuentros de fans también evidencia una fusión entre creatividad y activismo. Quizá el momento más elocuente fue durante el tratamiento parlamentario por la IVE, que tiñó de verde las reuniones del fandom, a pesar de que esto “pervertía” una de las reglas tradicionales del mundo mágico: la asociación de cada casa de Hogwarts con un color (Cuestas, 2018).
A l detenernos en la respuesta de este grupo ante los posicionamientos públicos de la autora de HP, observamos uno de los puntos más altos de apropiación y reinterpretación por parte de estos actores. Para quienes integran el CHP, lo generado en derredor de la historia es mucho más grande que su autora y es propiedad de sus fans. Se trata, ni más ni menos, de la acción de trascender a la propia Rowling, creadora del universo de referencia de estos colectivos. La crítica y la delimitación privada y pública no estuvieron ausentes aquí, dando cuenta de una visión en la cual el mundo literario es percibido como un lugar de quienes lo conforman más allá de su “creadora”. Así, estos espacios de pertenencia ligados al fandom emergen como un lugar de seguridad (Prego Nieto, 2018), donde es posible una conjunción entre afinidad y activismo (feminista) para quienes los integran.
Nuestra indagación nos llevó todavía más lejos en este aspecto en el caso del quidditch. Enmarcado en un proceso de separación de la saga, este deporte mostró cómo todavía ciertos sentidos y lazos propios del fandom persisten, dando lugar a posturas que —aunque mayormente relacionadas con cuestiones internas— serían imposibles de comprender e interpretar escindidas del contexto más general. Así, a la luz de estos vínculos con la literatura, los actores encontraron la forma de posicionarse frente a cuestiones como la discriminación y el género, lo que derivó en acciones colectivas de boicot y educación. Sobre la base de la persistencia de un ethos potterhead (Aller, 2021), se desarrolló un deporte mixto que respetaba la autopercepción de sus participantes (Ibarrola, 2021b). Esta reglamentación, inspirada directamente en la obra (Radford, 2010), permitió el acercamiento de deportistas que aspiraban a participar de una práctica que los reconociera tal como ellas y ellos se sienten (Brunner, 2016). En este sentido, las tensiones con las mencionadas posturas de Rowling no se podían hacer esperar y reactivaron el debate por el cambio de nombre. Lo que se puso en tela de juicio fue la viabilidad del quidditch si seguía asociado a la saga, ya que esta aparece como indisociable de la figura de la escritora. Pero ya no se trata solamente de las desventajas a la hora de desarrollar el deporte. Ahora las preguntas son: ¿queremos que nuestra imagen esté asociada a una persona que hace declaraciones transfóbicas?, ¿cómo se relaciona esto con nuestro “proyecto” de deporte? Ahora bien, vimos igualmente que no se trata de que los practicantes de quidditch renieguen de la saga22, sino de la defensa de una estructuración organizativa y deportiva en torno a valores derivados de HP, aunque separándose de una personalidad que parece negarlos. La vigencia de estas premisas reafirma, de algún modo, la ya referida caracterización de la práctica como “deporte alternativo” (Cohen, 2013), en cuanto espacio que disputa ideológicamente con las características de género del deporte dominante. Asimismo, estos posicionamientos y reivindicaciones parecen expresar una voluntad de asociarse a movimientos sociales existentes, en este caso aquellos vinculados al género.
Entonces, podemos decir que la agenda feminista es la que más adeptas y adeptos tiene en este fandom. La convergencia de un movimiento de mujeres cada vez más fuerte en las calles, en el que se expresan identidades heterogéneas y polifónicas (Natalucci & Rey, 2018) y en el que muchos fans y jugadores encuentran lugar, podría explicar este hecho. Sin embargo, emerge como un tema para trabajos futuros indagar sobre los modos en que desde el fandom se construyó (y luego “destruyó”) la figura de Rowling como referente feminista. Asimismo, será interesante profundizar en otros tópicos menos retomados —o no referidos— por los fans. ¿Qué nos dicen estas omisiones acerca de estos colectivos? Al mismo tiempo, si convenimos en que la interseccionalidad es una de las reivindicaciones fundamentales de la llamada “cuarta ola” del feminismo (Munro, 2013; Zimmerman, 2017), ¿cuál es el punto de vista de los actores acerca de estos tópicos ausentes? ¿Son un desafío a futuro?
Por otro lado, aunque los casos estudiados encuentran un punto en común en cuanto a su adherencia a las luchas feministas, también han mostrado diferencias entre sí que merecen ser mencionadas. Si bien para el CHP la forma de conducirse de otras agrupaciones de fans puede actuar como modelo (como la HPA), en el caso del quidditch argentino, al tratarse de un colectivo con reglas más estandarizadas, la AQArg cuenta con una normativa que acatar. Sin embargo, esto no implica un seguimiento acrítico de las disposiciones y debates de la IQA, sino que, como vimos, hay una apropiación específica en cada territorio.
Independientemente de estos señalamientos, las luchas a las que se adhieren estos grupos trascienden así las fronteras nacionales y se combinan con otras formas de expresión y participación. Esto nos permite ver que las formas de expresión de estos colectivos se encuentran en línea con los señalamientos realizados por autoras como Zimmerman (2017) y Natalucci y Rey (2018) a propósito del rol de las tecnologías digitales en las luchas de la “cuarta ola” feminista y su papel constitutivo en estas formas contemporáneas de activismos: fue este el medio que vehiculizó los debates y posicionamientos mencionados aquí. De esta forma, el fandom se despega definitivamente de sí mismo para entramarse con la realidad de los contextos en que se desarrollan sus prácticas, y tiñe la lectura de esos mismos contextos con su propio ethos potterhead (Aller, 2021).
CONCLUSIÓN
Ethos potterhead y participación político-feminista
En este artículo hemos partido desde la conformación de un fandom en torno una saga literaria hasta llegar a las estrategias que actualmente desarrollan sus seguidoras y seguidores para despegarse de ella. Hemos señalado cómo el ethos potterhead descrito por Aller (2021), que define ciertos valores y prácticas dentro del fandom, impulsa posicionamientos y prácticas, tanto individuales como colectivos, estrechamente vinculados con la agenda política feminista. Este proceso se expresa especialmente en un distanciamiento de la autora: el discurso de Rowling discrimina y vulnera los derechos de la comunidad trans, y por ello no puede ser aceptado dentro del sistema de valores que los fans han construido a partir de su apropiación e interpretación de HP (Aller, 2020). Es decir, aunque Rowling sea su creadora, los fans consideran que ahora HP es algo que la trasciende, y que hace tiempo pertenece al fandom. De esta manera, reafirman su identidad grupal y sus espacios de pertenencia como lugares seguros cada vez más propios (y menos de Rowling).
En el marco de estos cambios, si originalmente los fans argentinos desarrollaban estrategias de intervención social de índole principalmente caritativo, lo que vemos hoy es un activismo con elocuentes posicionamientos en plataformas en torno a temas coyunturales. Así, tanto fans agrupados en el CHP como jugadores de quidditch no evitan asentar postura e implicarse en la arena pública, tanto sobre debates locales como internacionales.
Lo global y lo local
Estas formas de intervención tienen un mayor impacto en su cotidianidad: en reuniones, entrenamientos, debates e intercambios por WhatsApp, aunque esto no conduce naturalmente a una transformación en sus lógicas (como vimos en el quidditch). Al mismo tiempo, notamos cómo ciertos temas tienen preponderancia. En efecto, aquellas discusiones basadas en acontecimientos que tienen lugar en Estados Unidos resuenan con mayor peso que las disputas locales sobre temáticas similares o algunas más urgentes en territorio latinoamericano. Algo que, de todos modos, no es igual en ambos colectivos: en el CHP su resonancia es mayor (como en el Black Lives Matter), mientras que en el quidditch hay un tratamiento que tiende al equilibrio entre una agenda nacional y una global (algo llamativo, por la existencia de organizaciones internacionales que dictan directivas y lineamientos).
El uso de internet como herramienta
Finalmente, destacamos el carácter predominantemente online de estas expresiones, en concordancia con lo que expresa la literatura académica sobre estos movimientos. Pero no es específico de estos colectivos, sino que las personas en general usamos las redes de esta manera, nos preguntamos si una mayor trascendencia de estos posicionamientos en espacios de sociabilidad cara-a-cara podría redundar en una transformación aún más significativa de las prácticas cotidianas de estos grupos. Consideramos que la creatividad de los fans puesta al servicio de una agenda más amplia, el refuerzo del fandom como un espacio colectivo seguro y la posibilidad de articular redes con otros actores sociales son estrategias que los sujetos en quienes centramos esta investigación han sabido capitalizar y que, en un escenario pospandémico, podrán tomar formas aún más novedosas y originales.
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1 A lo largo de este texto utilizaremos el plural masculino para referirnos a las personas en quienes se centra esta investigación para facilitar la lectura, aun a sabiendas de que esta referencia aparentemente “universal” obtura ver desigualdades entre géneros que se expresan, con elocuencia, en el objeto que estamos analizando.
2 Independientemente de la etimología de fandom, los fans hispanohablantes suelen definirlo como la contracción de fan kingdom (reino de fans). Lo utilizan para referirse al grupo que conforman con otros fans y que incluye las prácticas, representaciones, discursos y emociones implicadas en la pertenencia a dicha comunidad (Aller, 2020).
3 Esta carga peyorativa persiste en ciertos prejuicios hacia personas autoidentificadas como fans en el segundo sentido mencionado: individuos que expresan un interés fuerte y apasionado (Cavicchi, 1998; Borda, 2015; Aller, 2020).
4 Aunque previamente existían prácticas similares, nos referimos al momento en que los fandoms comenzaron a crecer de manera sistemática y generalizada.
5 Esto debe entenderse en el marco de una globalización económica y cultural, signada por las nuevas tecnologías, el flujo internacional de capitales, mercancías e informaciones, la desterritorialización de la producción cultural y la extinción de las narrativas tradicionales propias de la modernidad (Rosas Mantecón, 1993; Álvarez Gandolfi, 2016; Aller, 2021).
6 Aunque estas representaciones negativas del fan disminuyeron, en el discurso mediático y social aún permanecen sobre algunos fandoms (Aller, 2020).
7 Aller se enfoca en fandoms y fanismos en distintas localidades argentinas, considerando a los fans de literatura fantástica, animé/manga y pop coreano. Cuestas estudia las prácticas de los clubs de fans, pero también de bookbloggers, booktubers, bookstagrammers y booktokers mostrando las continuidades entre las prácticas de fans y las nuevas modalidades de lectura y escritura. Finalmente, Ibarrola se centra en las prácticas y sentidos asociados al quidditch, cuyas jugadoras y jugadores no siempre se identifican como fans.
8 Agrupaciones político-partidarias, organizaciones sociales o diversas formas de militancia.
9 En el 2021, el proyecto es renombrado como Fandom Forward para expandirse hacia otros consumos de la cultura pop.
10 Este libro describe la historia y el reglamento del deporte. Se presenta como una copia del que leen los protagonistas.
11 Organismo rector de la actividad argentina, encargado de su organización y divulgación.
12 Las interacciones online fueron el principal medio de comunicación del quidditch al permitir contactos que luego darían lugar a encuentros cara-a-cara y a equipos que no estaban directamente vinculados al CHP.
13 En el 2008, salió en español el último libro y se temía que, tras estrenarse las últimas películas, no hubiera nuevos materiales sobre este mágico mundo (algo que no ocurrió).
14 Se trata de datos de campo relevados por Cuestas, Aller e Ibarrola para sus respectivos trabajos de investigación. Para un mayor detalle sobre la metodología de obtención de datos, puede verse Cuestas (2014), Aller (2020), Aller y Cuestas (2020), e Ibarrola (2020, 2021a, 2021b).
15 Esta serie de películas narra acontecimientos situados en el mismo mundo mágico previos a la historia original.
16 Sirvientes de familias mágicas “nobles”.
17 Para mayor detalle, véase Aller y Cuestas (2020).
18 Forma coloquial de referirse a los violadores.
19 Expuestos públicamente.
20 Junto con esto, los actores destacan una “avanzada” de Warner Bros. sobre distintas expresiones fans en defensa de sus derechos comerciales.
21 Durante la edición de este trabajo, el quidditch fue renombrado como quadball. Para fines prácticos, conservamos la primera denominación.
22 El hecho de que se haya decidido nombrar con referencias a la saga todos los torneos del 2022 es una muestra de ello.
* Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires, Argentina (véase: https://orcid.org/0000-0002-4815-9307).
** Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de La Plata, Argentina (véase: https://orcid.org/0000-0002-3547-9838).
*** Licenciado en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires, Argentina (véase: https://orcid.org/0000-0001-5154-4938).