Elogio de la radio en tiempo de gritos
y silencios
Fernando Carvallo*
Recibido: 15 de agosto del 2024 / Aceptado: 17 de octubre del 2024
doi: https://doi.org/10.26439/comunica360.2024.n2.7353
RESUMEN. En el presente ensayo, se resalta la vigencia que mantiene la radio dentro del ecosistema periodístico y cómo se ha adaptado a los cambios tecnológicos, políticos y sociales del mundo actual. Desde sus experiencias, tanto en medios locales como extranjeros, el autor discute los retos que la radio enfrentará en el futuro y la importancia de comunicar para un público amplio y diverso, tratando siempre de superar las expectativas del oyente.
PALABRAS CLAVE: prensa / radio / era digital / programación informativa / entrevistas radiales
IN PRAISE OF RADIO IN A TIME OF SHOUTS AND SILENCES
ABSTRACT. This essay highlights the relevance of radio within the journalistic ecosystem and how it has adapted to the technological, political and social changes of today’s world. From his personal experiences in both local and foreign media, the author discusses the challenges that radio will face in the future and the importance of communicating for a wide and diverse audience, always trying to exceed the expectations of the listener
KEYWORDS: press / radio / digital era / news programming / radio interviews
* Magíster en Historia. Código ORCID: http:/orcid.org/0009-0008-5399-8309. Correo electrónico: carvallofernando@hotmail.com
ELOGIO DA RÁDIO NUM TEMPO DE GRITOS E SILÊNCIOS
RESUMO. Este ensaio destaca a relevância contínua da rádio no ecossistema jornalístico e a forma como se adaptou às mudanças tecnológicas, políticas e sociais do mundo atual. A partir das suas experiências pessoais nos meios de comunicação social locais e estrangeiros, o autor discute os desafios que a rádio enfrentará no futuro e a importância de comunicar para um público amplo e diversificado, tentando sempre exceder as expectativas do ouvinte.
PALAVRAS-CHAVE: imprensa / rádio / era digital / programação noticiosa / entrevistas radiofónicas
La tradición de hacerse preguntas
Cuando yo era adolescente, supe de un hombre que en la Grecia de la antigüedad había dedicado su vida a preguntar. Se llamaba Sócrates. Según explicó su discípulo Platón, Sócrates quiso interrogar a las personas con notoriedad para desmentir algo que el oráculo de Delfos dijo sobre él. A través de una sacerdotisa, el oráculo había afirmado a un devoto viajero que el hombre más sabio de Atenas era Sócrates. Lejos de ensoberbecerse y de ceder a lo que consideraba supersticiones, Sócrates decidió interrogar sobre sus oficios y sus conocimientos a los más célebres artistas, a los políticos con más poder y a los estrategas militares de las batallas más notables. Comenzó convencido de que los que destacaban en esos oficios habrían alcanzado una forma de sabiduría. Pero descubrió que, tras palabras vanas y discursos sin fundamento, las personas más destacadas de Atenas no tenían ideas claras sobre sus oficios ni sobre sí mismos. Y comenzó a temer que el oráculo hubiese querido validar dos aforismos que no pudo sacarse más de la cabeza: “Solo sé que nada sé” y “Conócete a ti mismo”.
Lo que Sócrates hizo en el Ágora de Atenas, hoy se hace cada día a partir de los cientos de miles de estaciones de radio que desde principios del siglo xx existen en todos los países del mundo. Por lo menos, en los que respetan la libertad de expresión, es decir el derecho a formular preguntas y hacerlo sin aceptar los límites que convienen a las personas con poder y reputación. Lo sepan o no, el espíritu de Sócrates sigue inspirando a todos los periodistas que conciben su oficio como el ejercicio de avanzar hacia la verdad de lo que los interrogados declaran y piensan sobre sí mismos.
A pesar de todas las evoluciones tecnológicas que se han producido desde el descubrimiento de las ondas y los espectros electromagnéticos que amplían exponencialmente los límites de la comunicación, la radio sigue siendo un vehículo rápido de información, pero también un factor de compañía y de cohesión de las sociedades modernas. Cada vez resulta más claro que sucederá con las tecnologías digitales lo mismo que sucedió hace más de setenta años con la aparición de la televisión: en vez de matar a la radio, le ofreció una vida nueva. Como señaló el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia (١٩٧٢), el invento que más transformó una sociedad no ha sido la locomotora, el teléfono ni la energía atómica, sino la radio de transistores.
Es cierto que los transistores permitieron independizar los aparatos de radio de los enchufes eléctricos y los llevaron a las calles y a las zonas rurales, lo que convirtió a la radio en un elemento de compañía e integración. Algo semejante se ha producido a gran velocidad con la posibilidad de difundir a través de internet. La difusión de una palabra, un rostro, un paisaje o una canción se volvió potencialmente global y se emancipó del espacio y del tiempo. Por ejemplo, el reciente concierto de Madonna en Copacabana fue gratuito para la multitud que acudió a verla presencialmente, gracias al pago que hicieron quienes solo pudieron escucharla a través de redes sociales y plataformas digitales. Aunque una palabra dicha o cantada puede ser escuchada en todo el planeta, ella seguirá teniendo su origen en el ejercicio maravilloso que contribuyó a la conversión del mono en ser humano: hablar, articular sonidos en estructuras con sentido, inventar el lenguaje. La difusión global en directo es tanto más oportuna que, quiéranlo los gobiernos o no, vivimos en un mundo de grandes migraciones. En el caso del Perú, más de una décima parte de nuestra población vive en el extranjero, como se refleja en la oferta internacional de comida peruana, así como en la multiplicación de clubes de marinera y de hermandades del Señor de los Milagros.
Pero los avances tecnológicos nunca han sido automáticamente contribuciones a la calidad de vida de los seres humanos. Como todos los instrumentos, sirven para cosas diferentes y hasta contrapuestas. La difusión global e inmediata de una noticia puede servir para obstaculizar actos de abuso y autoritarismo en los lugares más remotos del planeta, pero el espacio digital puede igualmente servir para difundir mentiras y disfrazar los crímenes más execrables. Las cruentas guerras en curso son la mejor prueba de que los seres humanos seguimos recurriendo a matar para imponer objetivos y a mentir para justificar las matanzas. La mentira tiene hoy variantes altamente tecnológicas, puesto que gracias a la inteligencia artificial se puede reconstruir la voz, los giros de lenguaje, los argumentos y las emociones asociadas al discurso de personas que queramos exaltar o denigrar. Vivas o muertas.
¿Qué aprendí en Radio Francia?
Durante veinte años, trabajé en la Universidad de París y en Radio Francia Internacional. Mis colegas de la universidad solían decir que yo era, sobre todo, periodista; los de la radio, que mi manera de ver y decir era más académica que periodística. No ha sido la única vez que me he hallado en un espacio de fronteras móviles y permeables. En Radio Francia alterné con colegas de otros quince países latinoamericanos. Compartir el seguimiento periodístico de elecciones y procesos políticos me hizo comprender que es bueno escuchar a los que viven de cerca los acontecimientos, pero que la cercanía no es garantía de objetividad. Radio Francia emite programas en veinte lenguas. El aprendizaje mayor fue escuchar cada día a periodistas europeos, norteamericanos, árabes, chinos, iraníes y africanos sobre acontecimientos políticos, sociales y deportivos.
Mientras observábamos las consecuencias del fin de la Guerra Fría, la aceleración del cambio climático y el fortalecimiento del terrorismo islamista, comenzamos a comprender que las nuevas tecnologías digitales cambiarían radicalmente la práctica de nuestro oficio. Mi generación comenzó con el mimeógrafo, la máquina de escribir con papel carbón y los cables antes de pasar durante algunos años al fax y desembocar en las computadoras personales provistas de acceso a internet. Sin embargo, algo que no ha cambiado es la necesidad de escuchar a los conocedores y leer a los especialistas. De preferencia leer libros, que hagan el esfuerzo de interpretar los acontecimientos en contextos complejos. Las sociedades, como las personas, tienen historia. Los problemas más urgentes de hoy se comprenden mejor si nos remontamos a su evolución en el curso de tiempos largos: la corrupción, la pobreza, la desigualdad, la criminalidad, la ineficiencia del Estado, el descrédito de la clase política.
Nos guste o no, el mundo es hoy más complejo que durante los cuarenta años de guerra fría. La prensa en general y la radio en particular lo viven cada día. Los medios de prensa tienen una única manera de preservar su vigencia: merecer la confianza de los oyentes. La confianza es una expresión moral, fruto de la exigencia más antigua y difícil de cumplir: no mentir. Poner por encima de todo el compromiso con la verdad. Para eso, una estación de radio debe contar con independencia y sostenibilidad. Lo vemos claramente en América Latina. Los dictadores no aman la prensa libre y los gobernantes corruptos tratan de someterla al mundo de sombras y silencios en que se sienten cómodos. Podrán cerrar diarios, canales y estaciones. Podrán encarcelar periodistas, como en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Guatemala, o asesinarlos como en México y Colombia, pero los responsables y los cómplices de esos crímenes no hacen sino aumentar la brecha de la desconfianza.
Igualmente, complejo es ubicarse en el clima de polarización que se ha instalado en todas las regiones del mundo. Es cierto que los partidos de países como el Reino Unido pueden vivir una campaña electoral áspera, aceptar sin reservas resultados calamitosos y comenzar apaciguadamente una nueva etapa con autoridades surgidas limpiamente de las urnas. Desdichadamente, no es el caso en Estados Unidos, ni en Brasil, ni en el Perú. Quienes creían que el fin de la Guerra Fría traería una época de diálogo y consensos tienen que reconocer que se ha producido lo contrario. Encuestas hechas en Estados Unidos muestran que durante los últimos años ha aumentado la tolerancia de las familias frente al matrimonio de sus hijos con cónyuges de etnias diferentes, pero, al mismo tiempo, ha aumentado drásticamente el rechazo a matrimonios con miembros de partidos políticos diferentes al de los padres. Y eso, a pesar de que solo existen dos partidos de alcance nacional, acostumbrados a trabajar juntos en el congreso federal y en los congresos estatales.
La exacerbación de la polarización no la habían previsto tampoco quienes creyeron que un viento liberal sería promovido por las redes sociales. Desdichadamente, diferentes estudios muestran que las noticias que más atraen en las redes no son fruto de reflexiones serenas y argumentos moderados, sino de todo lo contrario: la intolerancia, la exageración y para decirlo de manera cruda, el odio. Lo ha sostenido de manera contundente la científica de datos Frances Haugen, exfuncionaria de Facebook, quien reveló en el Wall Street Journal una parte de su experiencia. Según Haugen (como se cita en Horwitz, 2021), los ejecutivos de esa empresa tecnológica sabían el daño adictivo producido a jóvenes y niños, así como las modalidades de difusión de noticias falsas. Haugen anticipa que, en diez años, nos preguntaremos por qué no se reguló las redes sociales. Hay, sin embargo, un margen que nunca podrá ser regulado, que corresponde al criterio del que habla. Por mucho que quiera ejercer su independencia, como toda persona, el periodista se halla bajo la presión de su ambiente, sus experiencias y sus convicciones. Sobre los temas más importantes en una democracia, existen opiniones contrapuestas que expresan la legítima lucha entre intereses en conflicto. Nadie sabe todo y nadie puede pretender la verdad única sobre temas controversiales. La regla de oro es explorar racionalmente los argumentos y respetar por igual a los que piensan como uno mismo y a los que no piensan como uno mismo.
Mi experiencia en Radio Programas del Perú (RPP)
¿Qué diferencia a una radio con alcance nacional de los sitios de información que se multiplican en el mundo digital? En primer lugar, su vocación a llegar a todos los públicos, de todas las regiones, de todos los sectores sociales y grupos de edad. Mi experiencia en RPP comenzó en los años 90 como corresponsal desde Europa, antes de incorporarme al equipo que intenta cada día hablarle a todo el país sobre los temas que nos conciernen a todos. Tal como se establece en el Compromiso, publicado por el Grupo RPP en el 2010, este grupo no está destinado a una tribu ni a una categoría particular de peruanos. La variedad de públicos obliga a un esfuerzo de objetividad y de claridad para que todos los oyentes comprendan y se identifiquen con lo que sucede en la sierra de La Libertad, en los mercados de Lima, en la triple frontera de Loreto, en las caletas de Tumbes, en las islas del lago Titicaca y en los pasillos del Congreso.
En segundo lugar, el compromiso (Grupo RPP, 2010) define también la práctica del pluralismo de puntos de vista, en el marco del respeto al Estado de derecho. En una sociedad democrática no estamos obligados a pensar todos de la misma manera. Ni sobre la tasa de impuestos, ni sobre exigencias ecológicas, ni la interpretación de los derechos, ni las penas impuestas por los tribunales, ni sobre la calidad de los candidatos y los programas que presentan los partidos políticos. El que escucha la radio no quiere que le digan cómo debe pensar. Lo que necesita es comprender argumentos diferentes para formarse su propia opinión. Y, para eso, es indispensable tener un criterio claro de dosificación de los invitados para garantizar pluralismo y representatividad.
En tercer lugar, una estación de radio recluta profesionales que aseguran la renovación generacional y la familiaridad con las innovaciones digitales, que suelen constituir la preferencia de los más jóvenes. Las facultades de comunicación y periodismo de las diferentes universidades evidencian el interés creciente por las actividades relacionadas con el periodismo audiovisual y digital: desde las imágenes hasta la calidad del sonido, desde la edición digital hasta los criterios para resumir, destacar lo más importante y escoger los títulos adecuados. En el caso del Grupo RPP, la conciencia de la diversidad de públicos es más necesaria, porque dispone de estaciones dedicadas a diferentes tipos de música. La música es el ejemplo más evidente del valor de la diversidad y, en consecuencia, constituye el dominio creativo en el que el sectarismo revela con mayor nitidez su necedad. Se puede apreciar a la vez a Bach y a Lucha Reyes, a Bob Dylan y a la Pastorcita Huaracina.
Hay un cuarto elemento que forma parte de las exigencias de una radio profesional: su respetabilidad a nivel internacional. Hoy ya no es necesario disponer de aparatos sofisticados para escuchar las radios de todos los países, así como ser escuchados desde el extranjero. Y, una vez más, nos encontramos con millones de peruanos establecidos en todos los rincones del mundo que no quieren romper con la actualidad de la vida peruana. De la misma manera que sucede con la confianza de los inversionistas, con el respeto a los derechos humanos, los controles fitosanitarios de nuestra agroexportación y hasta la calidad de nuestra selección de fútbol, la prensa hoy es evaluada por observadores internacionales. Puede no gustar a los que sueñan con el nacionalismo de fronteras cerradas, pero la comunidad internacional existe. Y tenemos que luchar para asegurar nuestro lugar en ella. Quien lo dude, puede leer las publicaciones de Rasmus Kleis Nielsen, profesor de Comunicación Política en la Universidad de Oxford y director del Instituto Reuters para el estudio del periodismo.
RPP sería una radio incompleta si no cubriera el deporte y si careciera de programas de humor. Todos los periodistas tenemos mucho que aprender de esas manifestaciones de la vida social, que por lo demás gozan de una enorme sintonía. Narrar un partido de fútbol y analizar el desempeño de los equipos es un desafío de lenguaje y de objetividad. Todos tenemos nuestros equipos preferidos y cuando juega la selección resulta difícil disimular un claro favoritismo. Se dice del fútbol que es la más importante de las cosas que no son importantes, pero nadie puede desconocer la pasión que, para bien o para mal, despierta el único deporte que se practica sin el uso de las manos. Si alguien quiere aprender a hablar con frases cortas y precisas podría entrenarse escuchando Fútbol como cancha.
El humor del programa emblemático Los Chistosos recuerda que el periodismo nació en Europa a partir de la experiencia de la bufonería de las cortes. Bajo las monarquías absolutas, solo los bufones podían criticar, burlarse, imitar y abordar los temas que incomodaban a los poderosos. No solo se imita la voz y la cadencia del habla. La imitación pone de manifiesto la ignorancia, la demagogia y las mentiras de personajes públicos. Por graves que sean nuestros problemas e intensos los sufrimientos, reír es una actividad que solo los seres humanos somos capaces de hacer.
Por difícil que pueda ser enfrentar a un político experimentado y astuto, lo más difícil es entrevistar a víctimas de abusos y discriminación. Padres que quieren denunciar el acoso y la violación a sus hijos, compatriotas de pueblos originarios que sienten que no importan a nadie en la capital. Una palabra y un gesto de comprensión y solidaridad parecen poco ante la brecha de desconfianza generada a través de las generaciones. Pero sucede, que la radio consuele e incluso que sirva para movilizar autoridades. Cada día lo confirmamos con los casos revelados por el Rotafono.
Si me preguntaran qué momento he vivido con más intensidad en la cabina de RPP, contestaría que las noches de Navidad con el micro abierto recibiendo las llamadas más inesperadas. Sin duda, la mayoría son llamadas para saludar a parientes y amigos o para compartir las costumbres locales y la comida típica. Pero una buena tercera parte proviene de personas que se sienten ajenas a la felicidad proclamada en la llamada Nochebuena. Pastores obligados a pasar la noche cerca de sus rebaños, cónyuges abandonados, padres sin contacto con sus hijos, ancianos en asilos, enfermos en hospitales, personal de seguridad y hasta policías de tránsito. Como frente a toda expresión de la desdicha de otros, no procede la objetividad. En esa circunstancia, la radio está necesariamente para alentar, es decir convencer de que en toda circunstancia existe una manera de apegarnos al valor de la vida interior y comunitaria que prevalece sobre lo que amenaza con destruirnos. De alguna manera, vivimos con esa actitud durante todo el periodo de la pandemia del COVID 19.
Los retos en la radio
El mundo digital seguirá consolidándose como lo vemos hoy en los más variados campos. La preparación y la ejecución de la guerra, los procesos para identificar y conseguir una pareja sentimental y la manera de trabajar. Hay estudios que sostienen que los matrimonios de personas que se han conocido a través de redes sociales suelen durar más que los que siguen produciéndose a partir de las circunstancias de la vida. Incluso, hay psicólogos que creen que la inteligencia artificial permitirá que los futuros cónyuges lleguen a conocerse mejor que a través de los tradicionales procesos de acercamiento e intimidad.
Tal es el contexto del trabajo actual en una radio. No se trata solamente de estudiar biografías y conocer expedientes, teorías económicas y precedentes históricos. La base de la información que RPP produce es la entrevista. Por áspera que pueda ser, una entrevista es una experiencia de encuentro humano, sujeta a todas las aleatoriedades y la imprevisibilidad de una relación entre personas. La mayor satisfacción que una entrevista puede aportar al periodista es que el entrevistado descubra haber ido más lejos de lo que previó. El que se sienta frente a una cámara para llegar a un público amplio prevé los temas que van a ser abordados y, en muchos casos, diseña una manera de construir una versión que resulte convincente.
Es probable que, de todos los oficios, el de la política sea el que más obliga a calcular la imagen que se quiere transmitir. Para conquistar y conservar el poder, los políticos dependen de los votos y de la formación de la opinión pública. Actúan en nombre de partidos contra adversarios. Y saben que es más fácil detectar las faltas de su trayectoria que las sutilezas de sus discursos. En el caso de los abogados, el periodista se halla siempre en desventaja ante el conocimiento detallado de los procedimientos en curso y de los códigos vigentes. También entrevistar economistas tiene desafíos propios: la pretensión de hablar en nombre de una ciencia y de citar ejemplos de éxitos y fracasos en otras partes del mundo.
Y, ¿qué decir de los casos en que el periodista debe entrevistar a alguien que miente para ocultar sus fechorías? No sucede casi nunca que alguien quiera reconocer en público sus delitos. Los oyentes deben decidir mientras el periodista trata de no cruzar la frontera que lo lleve al maltrato, la expresión subjetiva de antipatía y la hostilidad manifiesta. No es siempre fácil mantener el equilibrio entre la irritación que siente el ciudadano y el deber de tratar de la misma manera a todos los invitados a un programa periodístico. Hay casos en los que el entrevistado sabe desde el primer momento que es percibido como un mentiroso, aunque no se lo pueda probar. Al fin y al cabo, uno termina por conocer mucha gente y oír lo que unos dicen sobre otros. Pero es cierto también lo que afirmó el filósofo Nietzsche: “La mentira más habitual es aquella por la que uno se miente a sí mismo; el mentir a otros es relativamente el caso excepcional” (1895/1995, p. 120).
La programación de una radio es una columna vertebral que ofrece una referencia de estabilidad y organización. Cada hora comienza con la versión actual de las campanadas y el resumen de las noticias. Después, vienen palabras que intentan narrar y explicar, fruto de la interacción de editores, productores, redactores, reporteros y locutores. Aunque los problemas no se resuelvan, al menos no los pasamos bajo silencio. Cada tema tiene su momento en la programación: el deporte y los libros, la salud y las empresas, la educación y la seguridad ciudadana, la religión y las regiones, la economía y el medio ambiente. Y la política, que nació como práctica libre de ciudadanos responsables, pero que se halla siempre tentada de servir intereses privados disfrazados de populismo y modernización. Si las vidas más felices son las que se nutren de afectos y relaciones sinceras, la radio ofrece un espacio formidable para compartir las inclemencias de nuestra época y, pese a todo, la alegría de estar vivos, en nuestro país y en nuestra época.
REFERENCIAS
Grupo RPP. (2010). Compromiso. https://s.rpp-noticias.io/static/pdf/compromiso.pdf
Horwitz, J. (2021, 3 de octubre). The Facebook whistleblower, Frances Haugen, says she wants to fix the company, not harm it. The Wall Street Journal. https://www.wsj.com/articles/facebook-whistleblower-frances-haugen-says-she-wants-to-fix-the-company-not-harm-it-11633304122
Ibargüengoitia, J. (1972). Viajes en la América ignota. Joaquín Mortiz.
Nietzsche, F. W. (1995). El anticristo. Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1895)