Propiedades psicométricas del cuestionario
infantil de emociones positivas
en niñas y niños mexicanos

Norma A. Ruvalcaba-Romero

https://orcid.org/0000-0001-9209-8751

Universidad de Guadalajara

Laura R. Lozano-López

Universidad de Guadalajara

Frida Itzel González-Díaz

https://orcid.org/0000-0003-0214-1192

Universidad de Guadalajara

Laura Oros

https://orcid.org/0000-0003-1265-7651

CONICET-CIPP, Pontificia Universidad Católica Argentina;

CIICSAC, Universidad Adventista del Plata

Correo electrónico: norma.ruvalcaba@academicos.udg.mx

Recibido: 26 de julio del 2023 / Aceptado: 9 de mayo del 2024

https://doi.org/10.26439/persona2024.n27(1).6555

RESUMEN. El presente estudio identifica las propiedades psicométricas del Cuestionario de Emociones Positivas para niñas y niños en población mexicana. La muestra fue seleccionada de modo no aleatorio y estuvo constituida por 668 niñas y niños, estudiantes del 4o, 5o y 6o grado de primaria en escuelas públicas y privadas, cuyas edades oscilaban entre los 8 y los 14 años de edad (M = 10.38; DT = 1.315). El 55 % provenía del área metropolitana de Guadalajara (52 % hombres y 48 % mujeres) y el 45 % de la zona sur del estado de Jalisco (43 % hombres y 57 % mujeres). Los resultados psicométricos muestran índices de ajuste adecuados para el análisis factorial confirmatorio, invariancia del modelo según el sexo y valores aceptables de consistencia interna. Se discuten los resultados y se insiste en la creación de estudios que faciliten la promoción, prevención o intervención encaminada al bienestar y la calidad de vida de la población infantil mexicana.

Palabras clave: emociones positivas / escala / análisis factorial / niños

Psychometric properties of the Children’s Questionnaire
of Positive Emotions in Mexican children

ABSTRACT. The present study aims to identify the psychometric properties of the Positive Emotions Questionnaire for girls and boys in the Mexican population. The sample was selected non-randomly and consisted of 668 girls and boys, 4th, 5th and 6th grade elementary school students in public and private schools, whose ages ranged from 8 to 14 years old (M = 10.38; DE = 1.32); 55 % were from the Guadalajara metropolitan area (52 % males and 48% females) and 45 % from the southern area of the state of Jalisco (43 % males and 57 % females). The results obtained from the factorial analysis show adequate fit indexes and the interfactor correlations were moderate, indicating that there is no overlapping of content between the dimensions. The results are discussed, insisting on the creation of promotion, prevention or intervention programs that contribute to the well-being and quality of life of the Mexican child population.

Keywords: positive emotions / scale / factor analysis / children

INTRODUCCIÓN

La emoción está presente en todo proceso psicológico (Ortony et al., 1990). Sin embargo, ha existido poco interés en estudiar la relevancia de las emociones positivas en el desarrollo de las infancias, el grado de impacto en ellas, cuáles son y cómo ayudan a enfrentar situaciones en los distintos ámbitos en que niñas y niños se desenvuelven, como la escuela, la familia o las amistades (Oros, 2014). Existen aún importantes vacíos teóricos respecto de esta temática, por lo que el desarrollo de herramientas para el diagnóstico y el buen manejo de las emociones infantiles, incluyendo las positivas, resulta un desafío apremiante para la disciplina psicológica.

Así, los programas de promoción en salud mental han incorporado algunas propuestas para aprender a manejar estados emocionales negativos como el estrés, la ansiedad, la hostilidad, entre otras, dejando a un lado las emociones positivas y sin considerar los efectos de gran importancia que estas tienen hacia la salud, el bienestar y la calidad de vida (Greco, 2010).

Oros et al. (2011) afirman que históricamente las emociones se han tenido muy poco en cuenta en el desarrollo, principalmente en los aspectos educativos, en los que la inteligencia y lo cognitivo reciben mayor atención. Sin embargo, gracias a los avances de investigaciones que se han dado en psicología y en educación, el interés por mejorar la salud emocional ha ido incrementando.

Sánchez et al. (2008) refieren que las emociones originan indicadores somáticos tanto positivos como negativos, los cuales propician la identificación de los elementos de la situación que son relevantes para las personas y determinan su importancia. Además, dichas emociones se manifiestan mediante la actitud corporal, la expresión del rostro, el tono de voz y los gestos (Lazarus, 1991; Negrete, 2006). Por otra parte, Lucas et al. (2003) definen a las emociones positivas como experiencias de bienestar, satisfacción o placer que favorecen un desarrollo adaptativo en las distintas etapas de la vida (Fredrickson & Joiner, 2002). Así, por ejemplo, se ha observado que las emociones positivas promueven habilidades sociales adecuadas para desarrollar y crear relaciones saludables entre las personas, así como aprendizajes de conductas de ayuda (Richaud & Mesurado, 2016).

Fredrickson (1998, 2001) señala que las emociones positivas son distintas entre sí, fenomenológicamente hablando. Sin embargo, estas emociones comparten y ayudan a ampliar pensamientos, optimizan los recursos y conductas en las personas, a través del desarrollo de recursos físicos, intelectuales y psicológicos que hace que aumenten las reservas a las que se puede recurrir cuando se presentan crisis, amenazas u oportunidades. Las tendencias de pensamiento y acciones que se derivan de las diferentes emociones positivas no son uniformes ni actúan sobre los mismos procesos. Algunas emociones positivas como la serenidad y la satisfacción no activan necesariamente cambios en la acción física; en lugar de eso, parecen activar cambios primariamente en la actividad cognitiva (Greco, 2010).

En ese sentido, Jiménez (2006) menciona que se han tomado medidas de varias emociones positivas y de indicadores de pensamiento abierto y flexible, observándose que existía un reforzamiento mutuo entre ambas variables: la presencia de emociones positivas predice en un tiempo determinado la aparición de un pensamiento abierto y flexible, y viceversa.

Cuando emergen emociones positivas durante momentos de aflicción, existen más probabilidades de desarrollo de planes a futuro y aumentan las oportunidades de un mejor ajuste y manejo psicológico cuando existió algún evento traumático (Jiménez, 2006). Cuando la experiencia de emociones positivas no es suficiente, los ajustes para una buena resiliencia ante algún evento traumático o doloroso pueden fallar y se demora más la recuperación ante el suceso.

Una realidad de México y Latinoamérica es que existen marcadas diferencias de contexto y, por lo tanto, de oportunidades de crecimiento y salud en diversos ámbitos. Por ejemplo, en México, y de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2023), el 2 % de niñas y niños en edad escolar (de 5 a 11 años) no asiste a la escuela. Si bien las infancias se adaptan a las situaciones adversas, algunas condiciones a las que se enfrentancomo las descritas previamente— las hacen más vulnerables y propensas a desajustes y dificultades en la vida, en comparación con infancias que cuentan con mayores oportunidades y condiciones favorables para mantenerse estables y desarrollarse saludablemente (Oros, 2009). Por ello, es importante contar con instrumentos que midan variables asociadas al bienestar infantil, a fin de promover dichos factores.

Con respecto a instrumentos e investigaciones sobre emociones positivas, estos se han realizado y aplicado principalmente en población adulta, encontrando escasas escalas aplicables en la niñez en Latinoamérica (Oros, 2014).

Una de las escalas que permite evaluar afectos y emociones positivas en población infantil, con adecuadas evidencias de validez y estimaciones de confiabilidad para su uso en niños hispanohablantes de España y Argentina, es la Positive Affect and Negative Affect Schedule (PANAS-C/PANAS-N) (Sandín, 2003; Schulz et al., 2009). La escala incluye una lista de diferentes adjetivos que proporcionan un valor independiente para afectos positivos (por ejemplo, entusiasmado, orgulloso, atento) y negativos (por ejemplo, disgustado, nervioso, agobiado); la confiabilidad de las subescalas oscila entre α = .720 y α = .850. Para aportar evidencias de validez a partir de las relaciones con otras variables, Sandín (2003) correlacionó el PANAS-N con medidas de sensibilidad a la ansiedad, y rasgos de ansiedad y depresión. Se evidencian, como resultado, correlaciones negativas con los afectos positivos y correlaciones positivas con los afectos negativos. En una línea similar, Schulz et al. (2009) observaron correlaciones positivas de los afectos negativos con la depresión y la soledad, y correlaciones positivas entre los afectos positivos y una escala de alegría.

Existen otras escalas que miden emociones específicas en el período de la niñez; por ejemplo, el cuestionario de gratitud de Cuello y Oros (2011), la escala para evaluar simpatía (Oros, 2006), la escala para evaluar la serenidad infantil, en sus versiones de auto y heteroreporte (Oros, 2008b), y la escala gráfica de alegría para niños pequeños o sin la capacidad de lectoescritura (Oros, 2008a). Asimismo, en el año 2014, fue desarrollado el Cuestionario Infantil de Emociones Positivas (CIEP) (Oros, 2014), el cual integra todas estas emociones y suma, además, la de satisfacción personal. La creación de este cuestionario significó un avance importante, dado que ofrece la posibilidad de obtener —con un solo protocolo y mediante un mismo método de evaluación (escala Likert)—, valores discretos para cada una de las cinco emociones que integra y un valor global de emocionalidad positiva (Oros, 2014; Oros et al., 2022). Asimismo, el cuestionario resulta económico en términos de tiempo y esfuerzo, ya que los niños son expuestos a una menor cantidad de ítems que la que tendrían que responder si se utilizaran escalas independientes para valorar cada emoción. Por otra parte, cabe destacar que este instrumento operacionaliza algunas de las emociones que han sido caracterizadas como las de mayor experimentación en la vida diaria (Fredrickson, 2013). Por lo tanto, resulta prometedor extender su utilización a otros contextos, siendo el objetivo del presente estudio analizar sus propiedades psicométricas (estructura factorial y consistencia interna) en población mexicana.

Conviene resaltar que el CIEP ha mostrado un buen funcionamiento psicométrico en su país de origen (Argentina) y también en otros países como Perú y Bolivia (Fernández Santa Cruz, 2016; López-Peña, 2020; Rodríguez, 2018). En los estudios de Perú participaron más de 1000 niños y niñas, de entre 8 y 12 años, pertenecientes a las regiones de Lima y Trujillo. Los resultados indicaron adecuadas evidencias de validez basadas en el contenido para la población infantil de ese país, una estructura factorial coherente con el modelo de cinco factores y una consistencia interna apropiada (Rodríguez, 2018). El estudio realizado en Bolivia incluyó a 50 niños y niñas, con el mismo rango etario que los anteriores, que vivían en zonas periféricas de la región de La Paz y recibían atención y cuidado asistencial en centros de día. Se observó una buena comprensibilidad de la escala en la fase de pilotaje, aunque se sugirió una modificación leve en dos ítems, y se encontró una consistencia interna adecuada. Debido al pequeño tamaño muestral, este estudio no contempló validaciones de la estructura interna, pero aportó evidencias de validez al reportar correlaciones positivas y significativas de la experiencia de emociones positivas con estrategias de afrontamiento funcionales, y correlaciones negativas y significativas con estrategias de afrontamiento improductivas (Fernández Santa Cruz, 2016).

La utilización de este instrumento ha permitido profundizar la dinámica que las emociones de tono positivo tienen con otros aspectos clave del desarrollo infantil (Martínez & Ramírez, 2019; Richaud & Mesurado, 2016), por lo cual se estima que identificar las propiedades psicométricas en población mexicana contribuirá a extender el conocimiento de esta línea de estudio.

MÉTODO

Diseño

El presente estudio se realizó bajo un enfoque cuantitativo, de corte transversal y de tipo instrumental (Montero & León, 2007).

Participantes

La muestra fue seleccionada de modo no probabilístico y estuvo constituida por 668 niñas y niños cuyas edades oscilaban entre los 8 y los 14 años de edad (M = 10.38; DE = 1.32), estudiantes de 4o a 6o grado de primaria. El 16 % de la muestra estudia en el turno matutino en un colegio privado de la zona metropolitana de Guadalajara (53 % hombres y 47 % mujeres). El 35 % está compuesto por estudiantes del turno vespertino de una escuela pública en la zona metropolitana de Guadalajara (52 % hombres y 48 % mujeres), el 11 % lo conforman estudiantes de ambos turnos de una escuela pública ubicada en una ciudad media del estado de Jalisco (52 % hombres y 48 % mujeres) y el 38 % (41 % hombres y 59 % mujeres) estudia en el turno matutino en una escuela pública de la zona rural en el sur del estado de Jalisco. El tamaño muestral se considera razonable, atendiendo a que supera los 400 casos para el análisis métrico de una escala con 23 ítems (Jackson, 2003).

Instrumentos

Cuestionario sociodemográfico, a través del cual se exploraron características sociodemográficas básicas como la edad, el sexo y el grado escolar.

Cuestionario Infantil de Emociones Positivas (CIEP) (Oros, 2014; Oros et al., 2022). Se trata de un instrumento de 23 reactivos con una escala de respuesta tipo Likert de tres opciones, a partir de la cual se otorgan 3 puntos para la respuesta Sí, 2 puntos para la respuesta Más o menos y 1 punto para la respuesta No.

El CIEP considera cinco emociones llamadas positivas por su vinculación con la experiencia de bienestar: Alegría (por ejemplo, Casi siempre estoy contento/a), Serenidad (por ejemplo, Soy bastante tranquilo), Simpatía (por ejemplo, Cuando alguien está solo y aburrido me dan ganas de acercarme y jugar con él), Gratitud (por ejemplo, Valoro cuando los demás me ayudan) y Satisfacción personal (por ejemplo, Siento que soy muy valioso).

Los autores reportaron un aceptable poder discriminativo de los ítems (ritc .30 - .75) (Oros, 2014), índices de confiabilidad adecuados para cada una de las dimensiones resultantes del análisis factorial confirmatorio: Alegría (ω = .84), Serenidad (ω = .76), Simpatía (ω = .69), Gratitud (ω = .79) y Satisfacción personal (ω = .80), adecuados índices de ajuste (CFI = .95; TLI = .94; RMSEA = .04), así como invariancia factorial según el sexo (Oros et al., 2022).

Procedimiento

Previa aprobación del comité de ética de uno de los centros universitarios participantes, así como de la firma del consentimiento informado por parte de los directivos de cada una de las escuelas, así como de los padres y madres de familia, se aplicó el CIEP de manera física en cada una de las escuelas, en su respectivas aulas y horarios de clases. Cada aplicación se inició con una explicación sobre el procedimiento y las instrucciones respectivas, y se hizo el debido énfasis en el asentimiento libre, así como en la confidencialidad y el carácter voluntario de la participación. Las aplicaciones se llevaron a cabo en una sola ocasión y estuvieron a cargo de una sola persona del equipo de investigación. El tiempo estimado fue de 30 minutos por cada grupo.

Análisis de datos

Los datos fueron ingresados al procesador SPSS v.25 para los análisis descriptivos, al programa JASP para el análisis de la fiabilidad de los datos y al programa AMOS para la realización del análisis factorial confirmatorio. El método de estimación utilizado para el análisis factorial confirmatorio fue el de Máxima Verosimilitud (ML), atento al cumplimiento de la normalidad multivariada de los datos y al tamaño razonable de la muestra (Gutiérrez-Doña, 2008).

Para evaluar la calidad del ajuste se consideraron los siguientes índices de ajuste absoluto e incremental, para los cuales resultan óptimos los valores que se indican entre paréntesis: x2/gl (< 2), GFI (> .90), SRMR (< .05), CFI (> .95), AGFI (> .90) y RMSEA (< .05) (Jordan Muiños, 2021). Finalmente, se estudió la invariancia factorial según el sexo, calculando estimadores para la invariancia configuracional, métrica, estructural y residual.

RESULTADOS

En la Tabla 1 se muestran los resultados descriptivos obtenidos por los participantes en cada una de las dimensiones del instrumento.

Tabla 1

Resultados descriptivos

 

Media

DT

Mín.

Máx.

Alegría

2.567

0.415

1.00

3.00

Gratitud

2.733

0.324

1.00

3.00

Serenidad

2.222

0.406

1.00

3.00

Simpatía

2.189

0.534

1.00

3.00

Satisfacción personal

2.583

0.495

1.00

3.00

Dado que la distribución de las respuestas en el Cuestionario Infantil de Emociones Positivas presentó un efecto techo que se observa en la Tabla 1, en el que el promedio alcanzado se ubica cercano al rango más alto en la mayoría de las escalas, se realizó previamente una atenuación de la asimetría de las puntuaciones según el Método Inverso propuesto por Rodríguez-Ayán y Ruíz-Díaz (2008). Con esto se logró obtener un índice de Mardia de 56.17, indicador de normalidad multivariada.

Según la estructura de cinco factores del CIEP, obtenida recientemente por Oros et al. (2022), se procedió a realizar un análisis factorial confirmatorio (Figura 1) y se replicó la estructura pentafactorial con adecuados índices de ajuste absoluto (x2 = 456.38; gl = 220; x2/gl = 2.07; p < .001; GFI = .943; AGFI = .928; RMSEA = .040; SRMR = .044), así como de ajuste incremental (CFI = .922). Si bien los valores de CFI y de x2/gl mostraron una ligera discrepancia con respecto a los criterios de referencia, se hallan igualmente dentro de los parámetros aceptables, considerando la interacción con el RMSEA (Correa, 2007; Hu & Bentler, 1999).

Las cargas factoriales resultaron adecuadas (λ > .40), con observación del ítem correspondiente a la dimensión de Gratitud, el cual ostentó un valor por debajo de lo sugerido. Las correlaciones interfactoriales oscilaron entre .11 y .51, indicando que no existe superposición de contenido entre las dimensiones.

Una vez confirmado el ajuste de la estructura factorial, se calcularon los índices de confiabilidad con el coeficiente omega de McDonald y se obtuvo, a nivel global, un índice de .89; mientras que los resultados, por factor independiente, fueron: Gratitud, ω = .66; Simpatía, ω = .67; Serenidad, ω = .68; Alegría, ω = .75; y Satisfacción personal, ω = .71. Los resultados por dimensión y por sexo se pueden observar en la Tabla 2.

Figura 1

Análisis factorial confirmatorio de los veintitrés ítems agrupados en cinco factores

Tabla 2

Análisis de fiabilidad por sexo

 

Niñas

Niños

Omega de McDonald

Omega de McDonald

Alegría

0.747

0.737

Gratitud

0.675

0.683

Serenidad

0.685

0.671

Simpatía

0.659

0.682

Satisfacción personal

0.724

0.765

Finalmente, en la Tabla 3 se pueden observar los resultados de los análisis para constatar la invarianza factorial con respecto al sexo. Los resultados indican ajustes aceptables, dado que no presentan diferencias que se encuentren fuera del mínimo permitido.

Tabla 3

Invarianza factorial respecto al sexo

Invarianza

x2 (gl)

x2/gl

RMSEA

CFI

DCFI

Configural

954.828 (440)

2.09

0.030

0.917

 

Métrica

954.828 (458)

1.99

0.028

0.920

0.003

Estructural

954.828 (481)

1.93

0.026

0.926

0.009

Residual

954.828 (496)

1.84

0.025

0.930

0.013

DISCUSIÓN

La niñez se posiciona como una etapa radical de la construcción de la personalidad en la que es fundamental indagar sobre los aspectos positivos que fungirán como promotores del bienestar y amortiguadores contra situaciones de estrés (Gable & Haidt, 2015). En este sentido, es importante contar con escalas adecuadas que midan la experiencia emocional en niñas y niños, para tener parámetros válidos y confiables que nos acerquen a la experiencia emocional de este grupo social. El objetivo de este estudio fue, precisamente, aportar información sobre el funcionamiento psicométrico de un cuestionario que evalúa la experiencia de emociones positivas en una muestra de niños mexicanos.

Los resultados obtenidos del análisis factorial confirmatorio muestran índices de validez deseables, lo que quiere decir que la teoría subyacente fundamenta su estructura y coincide con la propuesta más reciente de Oros et al. (2022) con población argentina, en la que resultaron cinco dimensiones: Gratitud, Simpatía, Satisfacción personal, Serenidad y Alegría. Como se mencionó anteriormente, si bien los valores de CFI y de Chi cuadrado/gl se encuentran ligeramente por debajo de los criterios óptimos de referencia, se pueden considerar igualmente aceptables (Correa, 2007; West et al., 2012).

Próximas investigaciones interesadas en sumar evidencias psicométricas de esta escala en población mexicana, deberían prestar especial atención al funcionamiento del ítem 2 (“Estoy agradecido con varias personas, por lo que hacen por mí”). En caso de persistir indicios de baja correlación con el resto de los elementos que componen el factor de Gratitud, se recomienda revisar su redacción en búsqueda de posibles explicaciones.

El estudio de la invariancia factorial indicó que el CIEP resulta una medida invariante según el sexo, por lo que posibles diferencias entre las puntuaciones de niños y niñas mexicanos se deberían al rasgo latente y no a sesgos en el instrumento.

Con respecto a la confiabilidad, se encontraron valores entre buenos y muy buenos de consistencia interna, tanto para la puntuación total como para cada una de las cinco dimensiones. Estos datos son coincidentes con los observados en estudios realizados con niños peruanos y con adolescentes argentinos (Oñate & Mesurado, 2020; Rodríguez, 2018), cuyos resultados también presentan estructuras factoriales de cinco dimensiones, así como índices adecuados que expresan la confiabilidad y la validez del constructo. Esto quiere decir que el instrumento presenta estabilidad en la medida, la coherencia y la validez, y cumple el objetivo de medida para el que fue diseñado.

Contar con una medida válida es la base para una serie de propuestas que se traduzcan en la creación de programas de promoción, prevención o intervención que contribuyan al bienestar y la calidad de vida de la población infantil mexicana; y que, en lo posible, ayuden a inhibir el desarrollo de alteraciones psicológicas que generan un efecto negativo en la salud mental.

En cuanto a las limitaciones del trabajo, cabe destacar, en primer lugar, que la muestra fue seleccionada por un procedimiento no aleatorio, razón por la cual se reduce la garantía de representatividad y generalización de los resultados. Por otra parte, el funcionamiento psicométrico de un instrumento no se agota con el estudio de su estructura factorial o de su consistencia interna. Son necesarias nuevas investigaciones que aporten otras evidencias de validez, como podrían ser la validez convergente, la discriminante o la nomológica. Asimismo, para sumar evidencias de confiabilidad sería prometedor estudiar el grado de estabilidad de las respuestas, mediante pruebas test-retest. También podría ser recomendable para futuros estudios construir baremos que faciliten la interpretación de las puntuaciones.

Es preciso resaltar que, en México, el estudio de las emociones positivas es reciente. Se han encontrado investigaciones con adolescentes (Ruvalcaba-Romero et al., 2017; Ruvalcaba-Romero et al., 2018); sin embargo, en población infantil, hasta el momento, no se han hallado evidencias. Por lo tanto, se espera que este estudio abone al incremento de propuestas de investigación en la niñez, dada la relevancia de las emociones positivas en el desarrollo. Al ser México una nación culturalmente diversa, se sugiere que en cada región en la que se desee aplicar el CIEP se realice, previamente, una prueba piloto para identificar la comprensión de la prueba (Arribas, 2004).

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