EDITORIAL
Consideraciones sobre lo contemporáneo:
destrenzando las tramas tras los temas
Los textos que forman este número muestran un panorama del pensamiento sobre la ciudad y sobre la arquitectura que ofrece múltiples matices de esa realidad tan difícil de definir. Ya habíamos advertido ese aspecto del abordaje de lo contemporáneo en el pasado número, el 13, iniciando las reflexiones de esta convocatoria, que finaliza ahora con el número 14.
Como en la edición anterior, reaparece aquí en algunos textos el carácter ensayístico, de manera que se vuelve sobre los aspectos más reflexivos del discurso, necesarios para enfrentar los desafíos de lo que es más difícil de captar en el continuo inestable de la actualidad.
Las preguntas comparecen también, y se multiplican. Por otro lado, las certezas están siempre mediadas por algún comentario que las sitúa en un campo ampliado (mostrando las incertezas de lo que se expande) o reducido (más seguro) pero siempre inestable. Las verdades, cuando puestas, no son terminantes, finales, precisas. Se refieren a circunstancias, o del lugar, o del cuerpo, o del género, o del tiempo. Se buscan categorías a partir de los intereses locales, es cierto, pero la organización del mundo como un todo se manifiesta en los conceptos que se aplican, lo que muestra ese trajín entre lo global y lo local (lo glocal), que queríamos interpretar e interpelar.
Tal vez esta circunstancia incierta es evidencia directa de la contradicción del mundo contemporáneo: la disolución del entendimiento científico, firme pero dubitativo, en un océano de certezas, escurridizas pero incisivas. La ciencia procura obtener modelos explicativos, en general, simplificando cuestiones para encontrar medias posibles. Nuevamente lo plausible nos cerca, para bien o para mal. Pero la ciencia no progresa de forma lineal; cuando progresa da saltos y zigzaguea —como plantea Schumpeter en su Historia del análisis económico— frente a cada obstáculo. Así, la ciencia se multiplica y se divide para conseguir entender los procesos trans-, o inter-, o multi-, o todos ellos juntos, en relaciones variadas con el presente, que es complicado; complejo, se dice en el mundo académico.
Pero, desde hace algún tiempo, sabemos que el hombre —y la mujer— quiere ser engañado (como el Galy Gay de Bertolt Brecht en Mann ist Mann). Su fortaleza está en la acción de la masa de individuos oculta en la informalidad, en la impersonalidad —personalísima— de las redes, y en la inteligencia artificial —que es artificial pero no muy inteligente, todavía—, que puede darle nuevos bríos e intensificar aún más este enmascarado; es decir, puede cavar un segundo subsuelo en la caverna de Platón. Como sabemos —también desde Platón—, la humanidad “no puede soportar mucha realidad” —para tomar prestada la frase de T. S. Eliot en los Cuatro cuartetos—; así, tendemos a refugiarnos rápidamente en el mundo de las clarezas y dejar las especulaciones —y las incertezas fenomenológicas y factuales— para los académicos, que recogen el fardo y lo llevan con gallardía, como se puede ver en los artículos de este número.
Sugeríamos, en el Post scriptum del número 13, que percibíamos problemas en la relación entre historia, teoría y crítica, pero algunos de los artículos que nos acompañan en este número vuelven sobre el tripié y trabajan las relaciones de una manera interesante e inventiva. Esto parece demostrar que todavía tenemos, por lo menos en el ámbito que este número abarca —el local, pero también el latinoamericano—, una perspectiva de continuación de esa matriz tan antigua. Es cierto que en el hemisferio norte occidental existen hoy cuestionamientos bien fundamentados sobre la viabilidad contemporánea de ese tripié, pero, como el mundo no es homogéneo, como ya afirmamos, tampoco la percepción de las mudanzas es uniforme, o necesaria, para todas las sociedades humanas hoy en día.
Por eso, desde una óptica de las operaciones de segundo grado (meta), no llama la atención la recepción de propuestas que comparan edificios/casos. Pareciera que la clave de colectar algo y ponerlo en relación, de cierta manera, en un texto-collage es, más que un tema contemporáneo, una operación contemporánea, usada para el abordaje de la teoría (o la “no teoría”) actual. Observamos, entonces, una operación metaescritural que define un modo de hacer contemporáneo, en una contemporaneidad sobresaturada de algos dados, disponibilizados y utensibles (el término es de Ser y tiempo de Martin Heidegger), todos aprovechables en la cultura del re-: re-producir, re-mixar, re-significar, re-... Si en la modernidad la unidad discreta se articulaba por un plan futurible, en lo contemporáneo, el relato es solo una reacción posible y parcial al desborde. El relato aglutinante, siempre perspectivo y aspectual, jubiló al proyecto articulador, esto como resultado del exceso y el rebalse.
La producción y las narrativas de la arquitectura contemporánea, así como las de la ciudad —que dejó de ser ciudad para transformarse en conglomerado, tejido o territorio urbano—, encuentran un lugar en el debate, cuestionando tanto su historicidad como los resultados alcanzados en las últimas décadas. Se deja claro que nuevas problemáticas están incidiendo en los discursos contemporáneos, como aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías —o las viejas—, los recursos naturales, los apremios ambientales, las guerras, etcétera. Tanto las enormes inundaciones en el sur del Brasil, que son un síntoma difícil de ignorar, como la invasión de Ucrania o la de Gaza, si bien no están tratadas directamente en los artículos de este número, son el background de nuestro día a día en la actualidad. Vemos entonces que, al hablar de arquitectura o de la ciudad, los problemas sociales y culturales se mantienen vigentes.
Esas nuevas preocupaciones son importantes para mudar el foco de la atención pública, porque, como apuntábamos en el Post scriptum del número 13, el mundo continúa priorizando la economía, dando precedencia al valor monetario —commodities— sobre el valor social, que en definitiva es valor cultural. Así, cuando un valor cultural amplía sus horizontes, también se amplía como valor, como prueba el hecho de la incorporación en los discursos oficiales de los aspectos ambientales, de las cuestiones de género, de raza, de los pueblos originarios y sus visiones del mundo. La cultura parece querer enfrentar, por lo menos desde nuestro campo disciplinario —y de los artículos que construyen este número de la revista Limaq—, el achatamiento de lo económico, que todo lo transforma en mercancía.
En este número, esa perspectiva es evidente en el abordaje de la dimensión histórica de los archivos, así como en el reconocimiento de los aspectos sistémico-constructivos de la realidad actual. Un constructo que parece atender más a las cuestiones holísticas, como cuando se trabaja con la circulación de las ideas, tanto en la dirección global-local como en la local-global, o con las conexiones de la teoría relacionadas con la historia —la barroca, por ejemplo—, que nos recuerda la prosa de Alejo Carpentier; o, también, con las novedades del mundo digital, deseadas como símbolo de progreso.
Quien nos lee ya debe haber percibido que evitamos, dentro de lo posible, presentar los artículos y sus autoras y autores de forma individual —como es habitual en editoriales—, prefiriendo sumergirlos, también dentro de lo posible, en una trama de ideas más generales. Iniciamos este trabajo de generalización en el número 13, dejando, a quien nos leyese, hacerlo de la forma que le apeteciese la Rayuela del ejemplar, aunque en aquel número le mostramos algunos caminos. En este, decidimos radicalizar.
Así, el mar de ideas en el que sumergimos los artículos —que se presentan, como en el anterior, por su orden de llegada a la revista— podría ser identificado con el espíritu de la época, para usar aquella vieja expresión romántica. Pero sería mejor denominarlo una aproximación a la circunstancia contemporánea, homenajeando a Ortega y Gasset. Una circunstancia contemporánea en la cual todos escribimos —las autoras y los autores de los artículos, y nosotros mismos, los editores— y todos leemos, lo que nos incluye junto a ustedes, lectores. Una circunstancia en la que el yo de cada uno se expresa sin poder huir de este tiempo que nos tocó vivir a todos juntos.
Metodológicamente, sabemos que este fugarse, de alguna manera, de lo individual, de lo específico, de lo identitario, de lo que marca la diferencia, del lugar del cual se habla, es una actitud moderna —que tendía a lo universal— y no contemporánea. Pero, como intentamos mostrar en el Post scriptum del número 13, los tiempos y las ideas se entrelazan y zigzaguean de una forma poco uniforme —como la ciencia—, dejando que el movimiento de lo contradictorio todavía se efectúe. Es un abandonar conscientemente las cajas que nos separan, un dejar en segundo plano la especialización y lo especializado que, aunque existe, pensamos que no es necesario enfatizarlo en este editorial que se dilata sobre la trama.
Para concluir, agradecemos al conjunto de los evaluadores por su disposición y colaboración tanto con la revista como con las autoras y autores de los artículos —los que se publicaron y los que no—, así como también con nosotros. El trabajo de lectura atenta y los comentarios realizados por ese formidable grupo de colegas fue, con seguridad, fundamental para la calidad de este número. Agradecemos también, toda vez que es nuestra despedida, a los editores ejecutivos de la revista Limaq, a la Universidad de Lima, a su carrera de Arquitectura y a su comunidad académica, por la oportunidad de estar aquí realizando este trabajo editorial, que nos ha sido muy fructífero y reconfortante. Un trabajo que nos ha permitido, además, conocer colegas de otros países y encontrar ideas y referencias que, sin estos dos números (13 y 14), no podríamos haber hallado, pues, a pesar de todo lo que se dice de la globalización, sabemos que la compartimentación territorial es también una barrera y que cada autor nacional tiende a escribir para sus conciudadanos. La convocatoria internacional de la revista Limaq invierte ese paradigma cuando invita a escribir para el mundo, razón por la cual debemos congratularnos con la iniciativa.
Así, para finalizar y coherentes con las intenciones de la revista, anhelamos que este número se abra ahora para lo universal, que lo que espera atrás de la portada sea la entrada para nuevas visiones del mundo a través de la perspectiva local. Una lectura atenta es todo lo que estos artículos esperan de quien los va a leer; le rogamos que no los decepcione y, por eso, le deseamos que pueda dedicarles un tiempo instigador.
Fernando G. Vázquez Ramos
Mauricio Arnoldo Cárcamo Pino