La arquitectura latinoamericana desde la
perspectiva del arquitecto Claudio Caveri
Conexiones barrocas para pensar narrativas
y dinámicas contemporáneas
Latin American architecture from the perspective of
architect Claudio Caveri
Baroque connections to think contemporary narratives and dynamics
Marcio Lima
Facultad de Arquitectura de la
Universidad de São Paulo, Brasil
https://orcid.org/0000-0003-3911-3574
Recibido: 9 de febrero del 2024
Aprobado: 7 de mayo del 2024
https://doi.org/10.26439/limaq2024.n14.6932
¿Cuáles serían las aportaciones de América Latina a los debates contemporáneos en el ámbito de la arquitectura y de dónde procedería esta reflexión? El cuestionamiento de la ontología de la arquitectura durante el siglo xx llevó a algunos teóricos a cuestionar la fragilidad de la epistemología de la modernidad euroamericana. Uno de estos teóricos fue el arquitecto argentino Claudio Caveri, que contribuyó al proceso de desmitificación del hombre ilustrado y racional. Este ensayo es una reflexión sobre las posibles conexiones entre la teoría barroca y la obra teórica de Caveri. Estudiaremos la teoría arquitectónica y cultural del arquitecto argentino y desarrollaremos sus conexiones con la teoría barroca. Finalmente, entendiendo la contemporaneidad de la cuestión latinoamericana, dialogaremos con los conceptos de transmodernidad e interculturalidad, perspectiva desarrollada por el filósofo Enrique Dussel, y presentaremos las consecuencias de estas teorías en la construcción de una epistemología latinoamericana.
Barroco, Claudio Caveri, epistemología latinoamericana, modernidad, transmodernidad
What contributions might Latin America offer to contemporary architectural debates, and from what intellectual sources would these ideas arise? In the 20th century, questioning architecture’s ontology led some theorists to critique the fragile epistemology underpinning Euro-American modernity. One such figure was the Argentine architect Claudio Caveri, whose work helped to demystify the notion of the rational, enlightened individual. This essay explores the potential connections between Baroque theory and Caveri’s thought, analyzing his contributions to architectural and cultural theory. We will trace the links between Caveri’s ideas and Baroque theory while also engaging with the contemporary relevance of Latin American perspectives. In this context, we will draw on Enrique Dussel’s concepts of transmodernity and interculturality to examine how these theories shape the development of a distinct Latin American epistemology.
Baroque, Claudio Caveri, Latin American epistemology, modernity, transmodernity
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INTRODUCCIÓN
En la segunda mitad del siglo xx surgieron en América Latina trabajos que buscaban reflexionar sobre la historia, el arte y la arquitectura desde el punto de vista de la teoría de la dependencia. Esta reflexión parte de la constatación de que dentro de esta producción cultural existen obras que no son copias o simples reflejos de la cultura eurocéntrica, sino que portan una identidad propia surgida del entrecruzamiento de las culturas que conforman este pueblo mestizo latinoamericano. Pensar América Latina y construir un discurso apropiado en el campo cultural ha sido también obra de ensayistas y poetas, como Alejo Carpentier, el escritor cubano José Lezama Lima y el brasileño Haroldo de Campos. Mencionamos estos nombres porque un aspecto común atraviesa su pensamiento: el barroco como concepto clave para entender la cultura latinoamericana. Estas discusiones sobre el Barroco latinoamericano se desarrollaron a mediados del siglo xx, principalmente vinculadas a la cuestión de la identidad y diferenciación latinoamericana. Los autores sostienen que el Barroco latinoamericano del siglo xvii adoptó características de los procesos de mestizaje e hibridación típicos del mestizaje cultural entre indígenas, africanos y europeos. Desarrolladas como lecturas críticas de la cuestión colonial y del reconocimiento del ser latinoamericano, estas discusiones tematizan el Barroco como una estrategia de resistencia que opera en la dimensión simbólica; una propuesta de programa estético y político que constituye, según Lezama Lima, un arte de contraconquista o, según Haroldo Campos, una práctica antropofágica. El Barroco latinoamericano no fue solo un estilo artístico o arquitectónico impuesto por los conquistadores, sino un espacio de expresión de esa cultura mestiza.
EL BARROCO Y LAS APROPIACIONES LATINOAMERICANAS
Los debates sobre el Barroco comenzaron a surgir en el siglo xix. Inicialmente acusado de ser un dialecto corrupto del Renacimiento o un estilo artístico bárbaro y de mal gusto, el Barroco recibió una nueva lectura en la obra de Heinrich Wölfflin. Su tesis es que no fue un apéndice del Renacimiento, sino su contrario, otra forma de representación.
En América Latina, varios pensadores reflexionaron y teorizaron sobre el Barroco en las décadas de 1950 y 1960, cuando la cuestión de la identidad latinoamericana adquirió gran importancia. El escritor y ensayista cubano José Lezama Lima, por ejemplo, discute la identidad cultural latinoamericana y la estrategia barroca que hizo visibles las contradicciones de la colonización y el espíritu del capitalismo en nuestro territorio. Estas contradicciones juegan entre formas de vida legitimadas y otras reprimidas, deseadas o condenadas a la clandestinidad, pero que, sin embargo, mantienen el orgullo de sus raíces culturales. Lezama Lima destaca como figura simbólica de la estrategia barroca al indio quechua Kondori, que se empeñó en colocar en las fachadas de las iglesias de la Compañía de Jesús los símbolos incas y míticos del sol y la luna, y las elaboradas abstracciones típicas de su cultura. El Barroco se presentó como un momento de interacción cultural, principalmente en la posibilidad que ofrecen las perspectivas fenomenológicas relativas a la percepción sensible. Los elementos de la praxis ritual, las premisas de la acción sacralizadora que se extienden desde el territorio hasta aspectos de la vida cotidiana, propios del Barroco, encontraron una amplia recepción en el mundo indígena y mestizo latinoamericano. Esta es una clara demostración de la fragilidad de la base epistémica de la modernidad1, basada en la razón cartesiana, que encuentra en América Latina otra concepción de la realidad y del cosmos.
Para el novelista Alejo Carpentier, el Barroco era el único estilo capaz de tratar la corporeidad americana. Basándose en las formulaciones de Eugenio D’Ors sobre este tema, el autor cree que el Barroco no es solo un estilo, sino una especie de pulsión creadora que se mueve cíclicamente a través de la historia de las manifestaciones plásticas, arquitectónicas y literarias. Para él, existe una especie de “espíritu barroco”. También entiende que el Barroco es una forma de vida que reconoce e incorpora la aportación de otras culturas, es fruto del propio mestizaje.
Siguiendo esta tradición de mirar el Barroco latinoamericano, el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría construiría una filosofía de la cultura latinoamericana basada en este movimiento. Su libro La modernidad de lo barroco (2000) es una tesis sobre el ethos barroco que impregnaría la producción cultural latinoamericana más allá del siglo xvii. Este ethos barroco sería una forma de resistencia a la modernidad capitalista, a pesar de que esta producción cultural se forjó dentro de este sistema. Para Echeverría (2000), la modernidad se caracteriza por el afán de totalización civilizatoria y el ataque a los códigos originarios de la vida, y está marcada por el triunfo de la técnica racionalizada sobre la técnica mágica; por el racionalismo, como predominio de la esfera cognoscitiva sobre la práctica y afectiva; por el progresismo, por el cual el tiempo se vive como una progresión inevitable de innovaciones; y por el urbanismo, en el que la gran ciudad se opone al campo, considerado bárbaro y atrasado. Para el filósofo ecuatoriano, el barroco como resistencia sería otra manera de comportarse, de ejercer la capacidad de “dar forma” a los actos y a las cosas, de organizar el espacio y el tiempo, incluso dentro de un proyecto de totalización civilizatoria (p. 107). El autor también desarrolla el pensamiento de Alejo Carpentier, en el sentido de que encuentra el mestizaje en el barroco. Construye su teoría a partir de las relaciones mestizas, entendiéndolas no como una fusión de identidades culturales, o una interpenetración de sustancias históricas ya constituidas, sino como la propia constitución y conformación de esas identidades. Su contribución es importante porque entiende el barroco como un tipo de racionalidad no capitalista, más centrada en lo afectivo y lo simbólico, un proyecto alternativo de modernidad.
CLAUDIO CAVERI: PENSAMIENTO FRONTERIZO Y PERSPECTIVAS
Claudio Caveri (1928-2011), arquitecto argentino, nació en Buenos Aires y se graduó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, donde más tarde trabajaría como profesor. Comenzó su carrera diseñando una residencia en el estilo internacional, y pronto llegó a entender esta arquitectura como un producto de la “modernidad racionalista imperialista”. Esto le llevó a cuestionar la dependencia de la arquitectura latinoamericana de los modelos euronorteamericanos. Sus reflexiones posteriores no solo se referirían a la forma de la arquitectura, sino sobre todo a su propio significado y a su relación con la vida. Caveri también se dedicó a la producción teórica y textual, en la que diferentes perspectivas teóricas contextualizaban sus reflexiones, que incluso contribuyeron a su praxis arquitectónica. Con el tiempo, estas reflexiones condujeron al arquitecto a abandonar la premisa de autonomía disciplinar del modernismo. De hecho, Caveri se convertirá en un gran crítico de esta línea racionalista del diseño moderno, al considerar que existe un claro signo de ruptura en la arquitectura cuando el acto de dibujar se separa definitivamente del acto de construir, convirtiéndose en un sistema con sus propias reglas.
En 1967, publicó su primer libro El hombre a través de la arquitectura, en el que aborda la gestación, emergencia y consagración hegemónica de la Europa moderna. En esta obra, adopta una crítica de la arquitectura racionalista europea que se acompaña de discusiones sobre la condición colonial latinoamericana. Su crítica problematiza la propia naturaleza antropológica de esta arquitectura, anclada en un dualismo que se manifiesta en la oposición entre cuerpo y alma, razón y emoción, forma y materia. Esta arquitectura supuestamente internacional absolutiza el ser europeo y su racionalidad. Caveri (2002) afirma:
Primero se constata la separación de lo bello y lo útil. A continuación, para abolir esa separación, se los conecta por medio de la función, liberando al objeto de toda connotación religiosa, mágica o simbólica, para terminar siendo el diseño un objeto de cálculo racional de significación. (p. 181)
Aquí vemos un elemento importante en la construcción teórica de Caveri que dialoga con la teoría del ethos barroco, que es la importancia de la dimensión simbólica y mágica para la vida y la cultura. Caveri argumenta que este aspecto, descuidado por la modernidad, es un elemento profundamente importante en la búsqueda de la identidad latinoamericana. Al comienzo de su libro Una frontera caliente: la arquitectura americana entre el sistema y el entorno (2002), dice:
Desde aquí y con nuestros mitos confusos, que supongo conforman el campo o suelo desde donde pensamos y observamos, miremos esa enorme y poderosa experiencia histórica que podemos englobar esquemáticamente bajo el nombre de cultura o cosmovisión europea. Pero sabiendo de entrada que no hay forma de abordar los sistemas llamados abiertos producidos por culturas, ni intentar la búsqueda de su sentido sin entrar en fábulas, sus mitos e imágenes, y sus figuras simbólicas, y haciendo desde nuestras fábulas, mitos símbolos y figuras poéticas. (p. 21)
Este sería un tema común en la producción teórica del autor, que considera imperialista y colonizador el proceso de desmitificación del hombre ilustrado, racional y europeo, y su implantación universal. Caveri (1974) señala:
El programa burgués de la “Ilustración” sigue vigente y sus postulados están en plena vigencia: liberar el mundo de la magia por medio de la ciencia, disolver los mitos, cuestionar la imaginación por inexacta e irreal y conformar el mundo a la razón. (p. 190)
En este sentido, Echeverría (2000) nos ayuda a clarificar la lectura de Caveri, porque este pensamiento ilustrado encuentra una cosmovisión completamente diferente en América Latina y sus pueblos indígenas. El filósofo ecuatoriano comenta cómo este pensamiento desmitificado se diferencia del pensamiento indígena y de su proceso de producción cultural:
La idea de lo que es “dar forma” que prevalece aquí [América Latina] no es solo diferente de la idea europea, o contraria a ella; es sobre todo ajena a ella. Lo es porque implica una elección de sentido completamente divergente de la suya, que subraya la continuidad entre lo humano y lo otro. Para la idea prehispánica, la elección de sentido europea es tan “absurda” que es capaz de plantear al sujeto como completamente separado del objeto, es decir, a la naturaleza como material pasivo e inerte, dócil y vacío, al que la actividad y la inventiva humanas, moldeándolo a su voluntad, dotan de realidad y llenan de significación. (p. 29)
Para la teoría de Caveri, la preservación del núcleo ético-mítico es importante para nuestra identidad cultural, noción que sin duda toma de la obra de Enrique Dussel y Paul Ricoeur. Para Dussel, los mitos, las figuras poéticas y simbólicas, y la propia religión forman parte de ese núcleo ético-mítico presente en todas las culturas.
Otro punto de contacto con la perspectiva barroca es la constatación de que nuestro mestizaje es una cuestión importante para la formación de la identidad. Para Caveri (2002), el mestizaje es
Aceptación de la diversidad y la contradicción, y esto supone contaminación, mestizaje de visiones, de nichos ecológicos, de costumbres, de técnicas, de formas, de valores que deben convivir en la vida real. Ubicarse en la frontera... Ponerse en el medio, aceptar la mezcla, el sincretismo, la impureza, la intransparencia, el eclecticismo de formas de vida, de valores, de materiales y técnicas, en una palabra, es aceptar la contaminación. (p. 266)
Aunque Claudio Caveri no ha dicho que su base teórica esté construida sobre la teoría barroca, podemos ver que hay varios puntos de contacto entre sus reflexiones teóricas y la teoría barroca desarrollada por los autores presentados. En sus escritos, cuando habla del Barroco como movimiento artístico más amplio, dice que fue en esa época cuando se buscó evitar la esquizofrenia y la alienación propias de un proceso racionalizador, lo que resuena fuertemente con su propia búsqueda de reencantar un mundo desencantado. Su crítica al proyecto moderno se basaba precisamente en la fragmentación que, a su juicio, privaba al ser humano de un punto unificador, y que se reflejaba en cierta arquitectura moderna de estilo internacional. Para él, esta arquitectura “ha terminado en la pura abstracción, en la inmutable serenidad de la inteligencia, en el puro juego formal del intelectualismo individual, mientras que los hombres y sus vidas reales han sido aprisionados y deshumanizados” (Caveri, 1967, p. 98).
Podemos ver la aplicación de sus teorías en el proyecto de la Comunidad Tierra, un experimento utópico con una propuesta de asentamiento humano basada en perspectivas humanizadoras. Claudio Caveri es uno de los protagonistas de este proyecto, que se desarrolló en un suburbio argentino a finales de los años cincuenta. Instalados en una comunidad pobre del municipio de Moreno, crearon la Cooperativa Tierra en 1958 y, junto con la población local, abrieron una Escuela Técnica Integral en 1974, cuyo objetivo era formar mano de obra cualificada para construir viviendas a precios más bajos. El proyecto de la Comunidad Tierra no era solo un proyecto utópico, sino también una actitud política, social y descolonial. Podemos ver que su propósito de construir una identidad latinoamericana implicaría valorar no solo las formas, los colores y los materiales relacionados con la arquitectura de los pueblos nativos y también los procedentes de la mezcla de europeos, negros e indígenas, sino también las cosmovisiones basadas en el mito y en una nueva antropología.
CONCLUSIÓN
Una de las grandes críticas a la teoría y producción arquitectónica de Caveri es que, aunque su teoría arquitectónica estaba estrechamente ligada a su posición sobre el mundo, ofreciendo incluso un cambio en la forma de vivir, su perspectiva no desarrollaba un programa con la pretensión de una transformación global del mundo, sino solo una inserción parcial en la realidad (Waisman, 1982, p. 38). Veo que la crítica de Waisman al trabajo de Caveri dentro del movimiento de Casas Blancas podría explicarse por la propia teoría del barroco, que no quiere borrar, y mucho menos negar, las contradicciones de la modernidad capitalista; sin embargo, convive con ellas, pero se resiste a aceptarlas. Me parece que esa es la posición de Caveri, que, haciendo inserciones parciales en la realidad, sí propone el cambio y la transformación, como ocurrió en el proyecto Comunidad Tierra, donde trabajó durante muchos años. Cabe señalar que para Caveri no bastaría una transformación económica o política, sino que sería necesario un cambio en la propia forma de pensar, o en la ontología. Su teoría parte de la premisa de entender quiénes somos como latinoamericanos, cuál es nuestra actual condición de dependencia y cómo la propia cultura latinoamericana, desde su base, podría asumir otra modernidad y contribuir a su revisión. Esta inserción parcial en la realidad, como dice Waisman, pretende primero transformar América Latina y, luego, expresar nuevas posibilidades a nivel global.
Creo que el pensamiento de Caveri dialoga con la teoría de la transmodernidad y la interculturalidad desarrollada por Enrique Dussel desde la filosofía de la liberación. El filósofo fue incluso una de las influencias en la obra de Caveri. La transmodernidad para Dussel (2016) sería el
surgimento da exterioridade, da alteridade do sempre distinto, de culturas universais em desenvolvimento, que assumem os desafios da Modernidade e, até mesmo, da pós-modernidade euro-americana, mas que respondem a partir de outro lugar, other location, do ponto de sua própria experiencial cultural, diferente da euro-americana, portanto capaz de responder com soluções completamente impossíveis para a cultura moderna única [surgimiento de la exterioridad, de la alteridad de lo siempre distinto, de culturas universales en desarrollo, que asumen los desafíos de la modernidad e, incluso, de la posmodernidad euroamericana, pero que responden desde otro lugar, other location; desde el punto de vista de su propia experien-cia cultural, diferente de la euroamericana y, por tanto, ca-paz de responder con soluciones completamente imposibles para una exclusiva cultura moderna]. (p. 63)
Estas soluciones alternativas a la modernidad o a la posmodernidad necesitan intelectuales que se sitúen en las fronteras de las culturas, que no nieguen toda la modernidad con la intención de construir una identidad pura como alternativa, sino que comprendan la diversidad y trabajen en la interculturalidad. La propuesta de Claudio Caveri pretende presentar esta identidad alternativa, gestada a partir de la afirmación de los propios valores, que es también un retorno a los textos o símbolos y mitos que constituyen la propia cultura (Dussel, 2016, p. 67).
El filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez (2017) sostiene que una teoría crítica y descolonial desde América Latina no debe implicar una negación de la universalidad; para él, un movimiento descolonizador exitoso considera universalizar su punto de exclusión, se lo apropia y muestra que esa universalidad es incompleta. El pensamiento de este filósofo dialoga con la teoría del barroco y la propia construcción teórica de Claudio Caveri como comprensión de que la universalidad concreta es aquella que se construye a través de la particularidad. El filósofo se da cuenta de que el concepto de transmodernidad trabajado por Enrique Dussel se ajusta a su perspectiva y que, si bien la colonización es un proceso de instauración de una hegemonía cultural, esta colonización no destruyó la cultura de los pueblos originarios, sino que estos se transformaron, y fue posible atravesar la modernidad desde otro lugar, en una asimilación creativa y emancipadora de la modernidad realizada desde las historias locales (Castro-Gómez, 2017).
Las discusiones sobre la identidad latinoamericana y la teoría barroca muestran que no es en la pura identidad cultural, o en la matriz identitaria ancestral que conforma América Latina, en la que se encontrará el ser latinoamericano. La teoría barroca apunta al mestizaje como perspectiva de reconocimiento.
Es precisamente este mestizaje el que nos permite cuestionar la arquitectura producida en la modernidad frente a las diferencias, ya sean impuestas por medios económicos, geopolíticos o epistemológicos, así como las diferencias históricas que constituyen las bases culturales, sociales y étnicas. Esta reflexión y producción arquitectónica cuestiona la fragilidad de la epistemología de la modernidad euroamericana. Cuestiona la propia ontología de la arquitectura y su relación con el ser humano integral, que no es solo racionalidad, sino también corporeidad y emociones.
¿No es hora de una reflexión contemporánea sobre estas teorías latinoamericanas? ¿Qué aportaciones puede hacer la teoría latinoamericana para cuestionar los retos de las actitudes locales y universales? En un mundo cada vez más conectado, no parece posible estar desconectado de la realidad universal. Pero me parece claro, a partir de las lecturas que hemos abordado en este ensayo, que debemos buscar en la heterogeneidad, y no en la particularidad etnocéntrica y cultural, una forma de pensar y proyectar.
REFERENCIAS
Castro-Gómez, S. (2017). ¿Qué hacer con los universalismos occidentales? Observaciones en torno al “giro decolonial”. Analecta Política, 7(13), 249-272. https://doi.org/10.18566/apolit.v7n13.a02
Caveri, C. (1967). El hombre a través de la arquitectura. Ediciones Carlos Lohlé.
Caveri, C. (1974). Los sistemas sociales a través de la arquitectura. Comunidad del Sur.
Caveri, C. (2002). Una frontera caliente: la arquitectura americana entre el sistema y el entorno. Syntaxis.
Dussel, E. (2016). Transmodernidade e interculturalidade: interpretação a partir da filosofia da libertação. Sociedade e Estado, 31(1), 51-73. https://periodicos.unb.br/index.php/sociedade/article/view/6079
Echeverría, B. (2000). La modernidad de lo barroco. Ediciones Era.
Waisman, M. (1982). A la búsqueda de una arquitectura. Summa, 180.
1 La modernidad se asocia a la forma en que los aspectos propios de los tiempos modernos se experimentan en la vida social, la cultura y los movimientos artísticos. El modernismo es el conjunto de principios epistemológicos e históricos que conlleva una racionalidad autónoma y neutra y, por tanto, aparentemente universal.