Arquitectura universitaria en Uruguay:
del Hogar Estudiantil a la Facultad
de Ciencias
University Architecture in Uruguay:
from the Student Home to the Faculty of Sciences
Cecilia Hernández Aguirre
Universidad de la República, Montevideo, Uruguay
https://orcid.org/0000-0002-5775-8870
Recibido: 29 de junio del 2024
Aprobado: 12 de diciembre del 2024
doi: https://doi.org/10.26439/limaq2025.n015.7210
Este artículo se basa en la tesis defendida en el 2023 (Maestría en Arquitectura, Universidad de la República), cuyo tema es la historia del edificio originalmente proyectado para el Hogar Estudiantil de la Universidad de la República, en Montevideo, Uruguay, en la que se reconocen tres momentos: el proyecto elaborado para el concurso en 1959 y parcialmente construido; el abandono de su estructura; y su recuperación (en la década de los noventa) para alojar a la Facultad de Ciencias. El objetivo principal de la investigación fue lograr un conocimiento detallado de estos proyectos de arquitectura enmarcados en las circunstancias disciplinares y coyunturales que los condicionaron e incidieron en su materialización. Estos proyectos superpuestos en un mismo sitio y estructura edilicia dan cuenta de la situación de la arquitectura y la coyuntura política y universitaria en Uruguay en el momento en que fueron realizados. Este trabajo aporta a la investigación en arquitectura moderna en el Uruguay y sus posibilidades de reconversión a la luz de paradigmas contemporáneos.
arquitectura universitaria, arquitectura moderna en Uruguay, Carlos Clémot, Justino Serralta, Hogar Estudiantil Universitario, Universidad de la República
This article is based on the thesis defended in 2023 (Master’s in Architecture, FADU-Universidad de la República), which focuses on the history of the building originally designed for the Student Residence of the University of the Republic in Montevideo, Uruguay. The study identifies three key stages: the design submitted for the 1959 competition and partially built; the subsequent abandonment of its structure; and its recovery in the 1990s to house the Faculty of Sciences. The main objective of the research was to achieve a detailed understanding of these architectural projects within the disciplinary and contextual circumstances that shaped and influenced their materialization. These projects, layered on the same site and building structure, reflect both the state of architecture and the political and academic contexts in Uruguay at the time they were developed. This work contributes to research on modern architecture in Uruguay and its potential for adaptive reuse in light of contemporary paradigms.
university architecture, modern architecture in Uruguay, Carlos Clémot, Justino Serralta, University Student Home, Universidad de la República
Este es un artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0).
La sociedad es una arquitectura en construcción.
Justino Serralta
INTRODUCCIÓN
Este artículo se basa en una tesis de maestría defendida en julio del 2023 en el marco del programa de Maestría en Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República, la cual se encuentra publicada en el repositorio digital de dicha Facultad.
El tema de la tesis es el proceso de proyecto del edificio originalmente diseñado para el Hogar Estudiantil Universitario en Montevideo, Uruguay, reconociendo en este proceso tres momentos clave: el proyecto elaborado para el concurso de 1959 y parcialmente construido (Figura 1); el abandono de su estructura (Figura 2); y su posterior recuperación, en los años noventa, para alojar a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Figura 3). El objetivo general de la tesis fue relacionar estos proyectos arquitectónicos con las circunstancias y preocupaciones disciplinares y coyunturales que condicionaron e incidieron en su definición y materialización.
El procedimiento de trabajo consistió en reconstruir la secuencia de proyectos para el edificio mediante las piezas gráficas originales y el contexto histórico, disciplinar y universitario en el que se elaboraron, sobre la base de fuentes primarias y secundarias seleccionadas. Se definieron categorías de análisis para el abordaje de cada proyecto: la implantación en el predio, el tratamiento del conjunto edilicio, el tratamiento tipológico sobre el bloque de alojamiento y la imagen y materialidad de las fachadas.
El marco teórico para el desarrollo de la tesis se apoyó en bibliografía de estudios de casos y análisis de proyectos. En particular, para el análisis de los proyectos arquitectónicos, se aspira a una conceptualización basada en el enfoque de Peter Eisenman en Diez edificios canónicos 1950-2000. Para Eisenman (2011), un edificio canónico es aquel que representa un momento en el que se ve con mucha claridad la relación entre el signo y lo significado, la relación entre el sujeto y el objeto, entre forma y significado, entre instrumentalidad y discurso.
En cuanto al estado de la cuestión, la tesis doctoral de Jorge Nudelman (Tres visitantes en París. Los colaboradores uruguayos de Le Corbusier), que aborda la obra de Serralta y Clémot, autores del proyecto ganador del concurso, fue una referencia obligada (Nudelman, 2015). La obra de Serralta y Clémot fue sistematizada por el Instituto de Historia de la Arquitectura de la FADU para una exhibición sobre su obra el 2015; el catálogo de la exposición da cuenta de esta (Nudelman et al., 2015).
EL CONCURSO
A fines de los años cincuenta, persistía el imaginario de Uruguay como la Suiza de América, un pequeño país con posibilidades de desarrollo equivalentes a los países europeos; en este discurso la educación terciaria jugaba un rol fundamental (Nahum, 2020). Si bien el modelo de desarrollo y crecimiento hacia adentro ya se estaba agotando, se seguía con la inercia de grandes obras edilicias y, hacia fines de la década del cincuenta, se suceden varios concursos para obras públicas de gran porte (Caetano, 2019).
La Universidad de la República crea, en 1956, la Comisión de Bienestar Universitario para favorecer las posibilidades de acceso a la educación superior de una mayor cantidad de personas (Más estudiantes con menos recursos y mayores gastos, 1964). El Hogar Estudiantil Universitario fue la apuesta más ambiciosa de esta línea de trabajo, en respuesta a la negativa central del Rectorado de crear centros universitarios en el interior del país (Martínez et al., 2018).
En el año 1958, la universidad había consagrado su autonomía en la Ley Orgánica1. En la Facultad de Arquitectura, el plan de estudios de 1952 ya estaba consolidado con un perfil de profesional comprometido con los cambios sociales (Nudelman, 2015). Es en este contexto que la Facultad de Arquitectura participa activa e intensamente en la planificación urbana y edilicia de la universidad a través del Instituto de Teoría y Urbanismo (ITU), destacándose la figura de su director Carlos Gómez Gavazzo (ITU, 1957). Desde el ITU, Gómez Gavazzo asesoraba al Concejo de Montevideo para el estudio de un Plan Director2 para la ciudad y, en 1957, la Comisión de Bienestar Universitario le solicita un informe en relación a la ubicación del hogar estudiantil. El rector había propuesto un predio en la zona de Malvín Norte, ubicación que el director del ITU advierte como inconveniente —aunque viable— teniendo en cuenta las propuestas del Plan Director para la zona. Estas propuestas incluían la autopista de la avenida Italia3, la conformación de una unidad de habitación4 y de un centro cívico que aseguraban, para Gómez Gavazzo, las condiciones necesarias para ubicar el alojamiento de estudiantes (ITU, 1960).
Parece natural, entonces, que la Comisión de Bienestar Estudiantil también le encargase al ITU la redacción de las bases para el concurso de anteproyectos para la sede del Hogar Estudiantil Universitario (ITU, 1959). Las bases, fechadas en marzo de 1959, definían la naturaleza del concurso a dos grados, siendo el primer grado un concurso de ideas y, el segundo, uno de anteproyectos. En el artículo 42 de las bases se detalla el programa del concurso:
El Hogar Estudiantil deberá constituir un establecimiento que provea al estudiante universitario de todos los servicios necesarios y suficientes para el normal desarrollo de sus actividades habitacionales; asimismo y dado su carácter universitario, las funciones que en él se desarrollen, deberán irradiar una influencia cultural. (Departamento de Bienestar Estudiantil, 1959, p. 10)
En la descripción del programa se repiten conceptos como el de cultura universitaria o el de integración al medio social, y se hace explícita la idea de que el factor edilicio y espacial debe contribuir al éxito del objetivo educacional y de convivencia (Departamento de Bienestar Estudiantil, 1959).
Las bases establecían que las obras se realizarían por etapas, reconociendo que el crecimiento del hogar dependerá de las políticas de la Universidad en relación a su presencia en el interior del país, esperando llegar a una capacidad de mil estudiantes en la segunda etapa de obras. El programa se desglosa en el alojamiento y sus servicios comunes (cafetería, restaurante, biblioteca, sala de actos, gimnasio), y en el área de dirección y administración. La habitación individual de alojamiento se definía como el espacio para únicamente dormir y estudiar, pretendiendo que todas las demás actividades se desarrollen en las áreas diseñadas a cada fin. Se exigía una estricta separación del acceso a habitaciones para mujeres y varones, el fácil control de los accesos y una organización edilicia que conjugue amplia libertad de acción con el orden y moral exigibles. Las bases exigían también el agrupamiento de las habitaciones de a doce unidades5 (Departamento de Bienestar Estudiantil, 1959).
En el año 1959, cuando los arquitectos Justino Serralta y Carlos Clémot ganan el concurso para el Hogar Estudiantil, estos contaban con conocimiento previo de la zona en la que el proyecto se ubicaría. Serralta trabajaba en el ITU con Gómez Gavazzo, y Clémot, desde su cargo en la Intendencia Municipal, había proyectado la Unidad de Habitación 5 de Malvín Norte (Nudelman, 2015). Los ganadores del concurso cargaban, además, con experiencia en el taller de Le Corbusier en París y con varios proyectos relevantes en Montevideo, en asociación con los ingenieros Eladio Dieste y Eugenio Montañez (Nudelman et al., 2015).
La propuesta con la que se presentan a la primera etapa del concurso es de gran simpleza y claridad; se dispone una pantalla con orientación exacta este-oeste para contener el alojamiento en la parte más alta del predio y, en sentido perpendicular a esta, una barra para los servicios comunes. El planteamiento parte de la premisa del crecimiento a partir de un núcleo duro compuesto por la sala de máquinas y el núcleo de circulaciones verticales. El programa deportivo (gimnasio, cancha y gradas) se ubica al sur, siguiendo la alineación de la parcela, lo que significa un leve giro en relación al eje este-oeste que rige la volumetría principal (Figura 1). El conjunto se ordena acoplándose con gran naturalidad sobre las curvas de nivel, desde la zona alta, donde se ubicará en un futuro el centro cívico (esbozado en la vista a vuelo de pájaro), hasta las zonas bajas donde se despliega la infraestructura deportiva (Figura 4).
Los paquetes de doce habitaciones comparten una sala de estar y una batería de servicios higiénicos y se disponen en doble crujía con una única circulación central por nivel (Figura 5). La pantalla de alojamiento se dimensiona para ampliarse en la segunda etapa de obras hacia sus lados. Partiendo de una fachada diseñada en base a módulos de proporción áurea, se extiende un módulo hacia el norte y tres hacia el sur (Figura 6).
La potente estrategia de implantación basada en el cruce de los dos volúmenes funciona para el conjunto edilicio completo, pero resulta ineficaz para la primera etapa de obras por el escaso desarrollo de la pantalla de alojamiento (Figura 7). Entonces, para la fase del concurso de anteproyectos se cambia la estrategia: el basamento deja de ser una sencilla barra perpendicular a la pantalla de alojamiento y pasa a ser un sistema de aterrazados y espacios semienterrados sobre los que este se posa (Figura 8). En este juego de aterrazados, se desarrolla un meticuloso trabajo que permite controlar una mayor área del predio mediante el diseño del entorno inmediato, sin depender de la concreción total de los edificios y despegando la pantalla del suelo para favorecer, así, su lectura como torre exenta en la primera etapa de obras (Figura 9).
El otro cambio significativo en esta etapa es la agrupación de las habitaciones, pues los grupos de doce unidades se conforman ahora en paquetes de tres niveles. Se accede desde la circulación lineal en el nivel central que aloja las salitas de estar con su tisanería y desde allí se sube o baja, mediante una escalera de caracol, a los niveles de las habitaciones individuales agrupadas de a seis con sus respectivos servicios higiénicos (Figura 10).
Esta disposición, además de tener una clara inspiración de la Unité d’habitation de Le Corbusier6, incorpora posibilidades espaciales como dobles alturas en los espacios de acceso a la circulación vertical y exploraciones diversas en el diseño de las fachadas este y oeste. La clara influencia de la obra de Le Corbusier está presente también en las dimensiones de los locales según las medidas del modulor7, en particular en la célula de habitación que reproduce las medidas de la celda del convento de Sainte-Marie de la Tourette8.
El diagrama que esquematiza el sistema circulatorio es extremadamente elocuente y didáctico en relación al concepto de unidad habitacional propuesto, explicita la separación por sexos y, a la vez, el inevitable encuentro (Figura 11). En la Memoria del proyecto se hace énfasis en la apuesta por lo edilicio como elemento clave y modelador del comportamiento de los estudiantes.
El alojamiento.
La elección del monobloc para los dormitorios (1000 en total) es el resultado de la relación entre las necesidades funcionales planteadas por el programa y el área de terreno disponible.
Este partido no hubiera sido adoptado si se hubiera exigido como unidad generadora del volumen (bloc), el dormitorio individual. El caos y la ausencia de escala humana habrían encontrado su más alta expresión. El problema consistió, entonces, en solucionar una unidad arquitectónica (expresión del grupo de doce estudiantes) suficientemente poderosa y atractiva, que permitiera generar un volumen arquitectónico a escala humana. A escala humana significa, en este caso, la materialización del necesario pasaje o continuidad, que va de la expresión individual a la familiar (grupos de seis y doce), a la interfamiliar (grupos de grupos de doce) hasta la expresión social integral (servicios comunes), por medio de espacios que poseen un orden, proporción y precisión tendientes a imponer un potente clima sicológico en el edificio.
De nada vale administrar vigilantes u otros para crear el clima que debe existir en una vivienda colectiva de jóvenes universitarios. Es el edificio el que deberá imprimir, en buena parte, las reacciones mejores de sus habitantes. (Sociedad de Arquitectos del Uruguay, 1964)
El jurado del concurso fue unánime en la valoración positiva de la implantación, la simplicidad y la claridad con la que se resolvía el conjunto, pero las críticas fueron también duras en cuanto a la propuesta de circulación del alojamiento, que se entendía como un sistema imposible de controlar, vigilar y mantener (Sociedad de Arquitectos del Uruguay, 1964).
EL ABANDONO
Al tiempo que se desarrolla el proyecto ejecutivo para la construcción del hogar, los postulados del movimiento moderno en arquitectura y urbanismo entran en proceso de revisión (Carmona & Gómez, 2002) y la coyuntura económica favorable del país vira hacia una crisis profunda (Caetano, 2019). Los ajustes que sufre el proyecto parecen ser producto de la intuición de que el conjunto en su totalidad no se finalizará y se vislumbra, entonces, la torre de alojamiento y su basamento como las únicas concreciones posibles del complejo edilicio.
Las obras de construcción fueron solo adjudicadas para levantar la estructura de hormigón y se inician en enero de 1965, pero sufren luego una reducción presupuestal dramática (Nudelman, 2015). La Gaceta Universitaria publica en 1966: “El dilema es de acero: o se obtienen nuevos recursos o la parálisis en estas obras se agregará al gran silencio que marca a la construcción en los últimos años”. En medio de luchas y reclamos presupuestales, los dineros de la Universidad se ven cada vez más disminuidos y apenas cubren sueldos y gastos de funcionamiento, quedando escaso margen para inversiones (Sombras sobre el horizonte: la inflación contra el Hogar Estudiantil, 1966, pp. 16-18).
En un intento por concretar al menos una pequeña parte del conjunto para el hogar y por resolución directa del Rector Oscar Maggiolo, el proyecto sufre una drástica reducción. Un esquema síntesis dibujado a mano y fechado el 22 de abril de 1970 abre la serie de planos para el Plan de Habilitación, con una nota aclaratoria en su rótulo en relación a esta imposición: “Proyecto de modificación de acuerdo a resolución del Sr. Rector de fecha 28/8/69”. Este plan se reduce a la finalización de tres niveles y los servicios generales mínimos para permitir el acceso y mantenimiento. En esta versión, la planta correspondiente a las salitas de estar es parcialmente ocupada por dormitorios que pasan de ser individuales a dobles (Figura 12).
Pero incluso para la concreción de esta etapa, las dificultades económicas son enormes y en el año 1970, habiéndose completado la estructura de hormigón armado y parte de la albañilería en tres niveles, la obra se suspende (Nudelman, 2015). El esqueleto de hormigón abandonado formó parte del paisaje durante más de dos décadas. Su fuerte presencia y clara lectura como torre y basamento, a pesar de tratarse de un edificio inconcluso, verificaron la potencia del partido de implantación en el predio (Figura 13).
Aun en este estado, el edificio contiene un contundente mensaje y es inseparable de la situación que lo produce: el dinero se terminó y la Universidad, intervenida por la dictadura, enmudece9.
LA FACULTAD DE CIENCIAS
En los años noventa, el contexto nacional definitivamente había cambiado. Agotado el modelo desarrollista en lo económico (Caetano, 2019) y superados los postulados más rupturistas del movimiento moderno en lo urbano, el retorno a la democracia y el cambio en el modelo económico planteaban un escenario completamente diferente al del concurso de 1959 (Carmona & Gómez, 2002). Se inicia una etapa de reformas en base a un modelo económico neoliberal, en consonancia con lo que sucedía en la región, impulsando la apertura de mercados y dejando mayor espacio a la iniciativa privada, en línea con las políticas de los organismos financieros internacionales (Caetano, 2019).
A nivel urbano, la ciudad es vista como un producto histórico: se valora el contexto, la memoria, la identidad y el tejido urbano en sí mismo, elementos que no estaban presentes en el planteamiento moderno (Carmona & Gómez, 2002). Las consecuencias de la aplicación de planes abstractos, elaborados con visiones globales de la ciudad sin tener en cuenta la especificidad de sus partes y los diferentes ámbitos urbanos reconocidos por sus habitantes, se hacen visibles y evidencian su nula o escasa incidencia en el crecimiento real de la ciudad (Carmona & Gómez, 2002). El Plan Director de 1956 fue la última visión de sesgo moderno y corte cuantitativo aplicada en la planificación urbana para Montevideo y fue, también, el escenario teórico del concurso para el Hogar Estudiantil. En 1982 se plantea la revisión del Plan Director y la normativa departamental comienza a reflejar estos cambios de paradigma (Carmona & Gómez, 2002).
Después de los años de fractura de la dictadura, se buscó retejer los hilos de un pasado violentamente perdido. En 1984 se preparó un informe sobre áreas caracterizadas en el que se planteaba una metodología para el reconocimiento de la diversidad urbana, una que permita recoger y contemplar su complejidad y establecer reglas de planificación más complejas que el simple zoning (Sociedad de Arquitectos del Uruguay, 1986).
También hubo un cambio de paradigma en la Universidad de la República. En entrevista con la Gaceta Universitaria en octubre de 1987, el vicerrector de la universidad, Jorge Brovetto, expresaba que el primer gobierno democrático universitario alimenta su accionar en dos ejes en simultáneo, transición y transformación, y reconoce una situación de país diferente al de antes de la dictadura. Se verifica un cambio de concepción del quehacer universitario, según el cual la práctica científica empieza a ocupar un lugar preminente como consecuencia de su impacto sobre las transformaciones tecnológicas, las que a su vez inciden en los sistemas productivos y en la evolución de la economía del país (Castañola, 1987).
En 1988, la portada del primer número de la Gaceta Universitaria (tras la apertura democrática) reza: “A 150 años de su decreto fundacional, la universidad sin locales”. Al interior de la publicación, en el artículo que resume una entrevista al arquitecto Carlos Folco10, director del Departamento de Programación de la Dirección de Arquitectura, se hace referencia al proyecto del Hogar Estudiantil como una construcción de tipo faraónico (Butazzone, 1988). El proyecto original para el hogar es visto ahora como desproporcionado, ambicioso y poco adecuado para la realidad económica del Uruguay. El artículo presenta varios cuadros de los que se deduce claramente el déficit edilicio registrado a partir de 1985, situación agravada por el explosivo aumento de la matrícula de estudiantes (Butazzone, 1988).
En este contexto, el proyecto para la creación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) conjuga dos de las principales preocupaciones de la Universidad de la República a partir de la recuperación de la democracia: la carencia de locales y el atraso de la investigación en ciencias básicas. La Ley de Presupuesto Nacional de 1986 le permite a la universidad realizar inversiones con financiamiento externo, abriendo la puerta para acceder a un crédito internacional que permita construir el edificio (Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata, 1988).
A partir de 1991, se lleva adelante el proyecto y las obras para la FCEN, a cargo del equipo técnico de la Dirección de Arquitectura, encabezado por el arquitecto Pablo Briozzo como proyectista y director de obras. El proyecto propone recuperar y expandir la estructura de hormigón existente a partir de dos cuerpos (los anexos norte y sur), seguir la dirección de la torre y configurar en planta las dimensiones que hubiese tenido la pantalla de alojamiento en su formulación completa (figuras 14 y 15).
El partido para este proyecto se basó en el reconocimiento y en la recuperación de la estructura de basamento y torre, y en la ampliación del conjunto sobre la base de volúmenes bajos con voluntad contextual, según expresan los autores en la memoria descriptiva. De esta manera, con la adición de edificios de poca altura, se amortigua el impacto de la estructura existente respecto del entorno circundante gracias a un escalonamiento que, de una gran dimensión, llega al terreno con una escala adecuada y permite la posibilidad de expansión (Dirección General de Arquitectura de la Universidad de la República, 1997).
El agregado de los anexos norte y sur cubre las necesidades de espacios flexibles y adaptables sobre una estructura de módulos cuadrados de siete metros de lado para alojar aulas y laboratorios. Las áreas del programa correspondientes a la biblioteca y al centro de documentación de la Facultad (volúmenes que no se construyeron) se ubican en un volumen exento y de planta cuadrada en la esquina del predio donde se proyectaba el centro cívico. Este volumen está girado respecto a los ejes que rigen el proyecto y retoma la dirección de la trama, un gesto poco legible —pero presente también— en el volumen del gimnasio que recupera las trazas del predio. El conjunto edilicio deja de ser una composición de dos piezas claramente diferenciadas (de torre y un basamento) para conformar una volumetría de mayor complejidad. El volumen del basamento original aún se reconoce, pero pierde protagonismo al integrarse a un conjunto mayor.
En el año 2016 se recupera el gimnasio del Hogar Estudiantil. Esta intervención incluyó nuevas capas de reflexión, como la incorporación del periodo de abandono en tanto parte visible de la vida del edificio, haciéndolo materialmente visible en un mirar hacia atrás y adelante a la misma vez (Figura 16).
CONCLUSIONES
Se presentan someramente en este artículo dos de las líneas de reflexión que se desarrollaron como conclusiones finales de la tesis.
La relación con el contexto de la época
Es indudable que el relato de los proyectos para el Hogar Estudiantil Universitario y la FCEN está íntimamente ligado a la coyuntura nacional y universitaria en la que se desarrollaron, y reafirma los vínculos de estos con la cultura de su época.
Independientemente de las políticas proteccionistas que se impulsasen, la frágil situación económica del Uruguay respondía fuertemente a factores externos y esto llevó al fracaso del proyecto del Hogar tal como este estaba pauteado. Los documentos de la época dan muestras del alto nivel de convicción y credibilidad en el proyecto por parte de los arquitectos y las autoridades, quienes desoyeron las tempranas señales de dificultad.
En los años noventa, el contexto en el que se desarrolló el proyecto para la FCEN incorporaba una visión crítica de la situación que llevó a las dificultades de concreción de un proyecto de gran porte como el Hogar Estudiantil. Se tomaba conciencia de la precariedad de las condiciones económicas nacionales; la base del proyecto para la FCEN se cimentaba en generar estas condiciones de desarrollo a largo plazo. Este no dependería ya de programas sociales, sino de las posibilidades de innovación en áreas de producción, industria y tecnología en las que la Universidad de la República planea tener un rol activo.
Las estrategias de composición
Los planes para el Hogar Estudiantil, desde la primera etapa del concurso hasta la versión parcialmente construida, se proyectaron mayormente sobre la base de las consignas de la arquitectura moderna. Pero la fuerte abstracción del primer proyecto pareció no soportar la transición a la materialización del edificio, al menos no en el contexto nacional.
En el proyecto para la FCEN se buscó integrar el edificio al tejido existente y densificar el predio. En esta instancia de reconversión, se evidencia la fuerte impronta de los primeros proyectos, los que, para ser transgredidos, son incluidos en el nuevo. Se puede afirmar que el arquitecto Briozzo y su equipo tomaron el proyecto de Serralta y Clémot y le dieron un ajuste más. Se verifica aquí una cierta autonomía del edificio, que empieza a comandar sus intervenciones posteriores. El discurso contenido es tan fuerte que es imposible de ignorar; el edificio impone sus propias reglas a los proyectistas. A pesar de esto, la estructura presenta una importante flexibilidad y una fácil adaptación a nuevos usos.
Como conclusión final se citan las palabras del entonces rector de la universidad, el ingeniero Jorge Brovetto, en el acto de colocación de la piedra fundamental para la FCEN en junio de 1992:
Cada época de la historia de una nación deja como esencia de su propia visión de la sociedad alguna forma de testimonio que se transforma en su mensaje, en el mensaje de su tiempo para las generaciones venideras. Cuando la distancia del tiempo aplaca las diferencias pasionales, elimina lo superfluo y lo meramente adjetivo, cuando los hechos y las acciones del pasado se pueden valorar no solo para sus objetivos sino fundamentalmente por sus resultados, cuando la lejanía borra los pormenores, surgen con rasgos nítidos aquellas obras que perduran por su concepción y por su contenido. Entonces, se trasforman en testimonio incontestable de esa época, que las nuevas generaciones podrán evaluar debidamente. (Cipriani, 1992)
Los argumentos aquí expuestos buscan demostrar que el edificio que actualmente ocupa la FCEN es una de estas obras.
REFERENCIAS
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1 Ley Orgánica de la Universidad de la República 12549 del 16 de octubre de 1958, publicada en el Diario Oficial el día 29 del mismo mes.
2 El Plan Director, de sesgo científico, se basó en la visión sobre el urbanismo moderno de las distintas ediciones del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (Carmona & Gómez, 2002, pp. 95-98).
3 Importante vía de comunicación de la ciudad de Montevideo. Une el centro de la ciudad con el área metropolitana y constituye el principal acceso desde la costa este del país.
4 El Plan Director contiene un programa de viviendas para cuya concreción se planifican unidades de habitación, definidas como el elemento primario de la ciudad, y en las que se brinda vivienda, esparcimiento y comodidad, y los servicios imprescindibles para el buen desarrollo de la vida moderna.
5 “Las habitaciones serán dispuestas en grupos o unidades de doce alojamientos, una salita de estar y recibo, una tisanería y dos unidades de servicios higiénicos completos dispuestas una cada seis habitaciones. Cada planta de habitaciones constará, además, de un pequeño depósito de útiles con anexo para que los estudiantes puedan planchar sus ropas” (Departamento de Bienestar Estudiantil, 1959, p. 11).
6 Edificio de vivienda colectiva proyectado y construido en Marsella entre 1946 y 1952.
7 Herramienta de proyecto, ideada por Le Corbusier, que buscaba encontrar la medida justa de los elementos de la arquitectura y del espacio según las proporciones del cuerpo humano. Se dio a conocer en un libro del mismo nombre publicado en 1953.
8 Edificio para convento de Le Corbusier, proyectado y construido entre 1957 y 1960.
9 El periodo de la dictadura cívico militar en Uruguay fue de 1973 a 1985.
10 Arquitecto de la Dirección de Arquitectura de la Universidad de la República en los periodos de 1968-1974 y 1985-1992.